Histórico

Perro, plato que no pudo "saltarse"

SAPO, RANA, BORREGO y otros platos exóticos probó en China el clavadista Víctor Hugo Ortega. Esto hace parte del proceso cultural.

02 de septiembre de 2011

Comió perro, porque así tocó. Ese es el precio de estar en China, de atender invitaciones de los anfitriones, donde el plato de perro, sapo, pato, borrego y hasta rana resulta de lo más normal en el menú oriental.

Así fueron las comidas que acompañaron, por varios días, al saltador Víctor Hugo Ortega en su tránsito entre el Campeonato Mundial de clavados realizado en Shangai y la Universiada, celebrada en Shenzhen.

Para uno de los mejores saltadores de Suramérica este fue el costo, aceptado de buen gusto, de estar concentrado en campos de entrenamiento después de haber tomado parte en el Mundial, certamen que lo premió con una final y otra semifinal.

Una vez terminó la competencia en Shangai, Víctor Hugo fue invitado por la entrenadora Ma Jin, quien tiene a su cargo a los campeones mexicanos Paola Espinosa y Romel Pacheco, dos de los estandartes de los clavados en América.

En Pekín, los trabajos en plataformas y trampolines se hicieron en los escenarios de los pasados Juegos Olímpicos, donde tuvieron largas jornadas de práctica, antes de afrontar la Universiada, en la que también tomaron parte varias de las figuras mundiales de este deporte acuático. Hasta allá lo acompañó el júnior Juan Guillermo Ríos.

"Visitamos los mejores escenarios; estuvimos en sitios especiales de concentración y villas en los que debimos consumir lo que allí usualmente tienen como menú, comidas que, para nosotros, pueden resultar exóticas.

Cuando pedimos perro lo hicimos en una invitación especial a un restaurante. Ellos también le dan al sapo, al pato, al borrego y a la rana. Todo esto me pareció bueno. Él único que "sufrió" fue mi compañero Juan Guillermo, porque como él es vegetariano, tenía que conformarse con las legumbres como las hacen en China".

Para fortuna de los atletas que visitan ese país, en certámenes como el Mundial, el restaurante de la Villa presenta carta internacional. Pero uno es el sentir cuando se tienen fases de entrenamiento o competencia por fuera de las pruebas internacionales. Sin embargo, es otra forma de afrontar la cultura.

Víctor Hugo quedó feliz de su paso por China que lo llevó a ser el primer finalista de los clavados en una Universiada, puesto 11 en la plataforma, y porque sabe que así tenga que volver a comer perro, su carrera va en progresión, porque entre el deporte y el Derecho, carrera que adelanta en Eafit, su vida cobró nuevo aliento e impulso.