Perú en 4 sabores

A ají sabe Perú. Ají amarillo y ají rocoto. Sin estos dos ingredientes, seguro, el peruano no podría vivir.

Ambos están presentes en la mayoría de los platos típicos y son los encargados de darle fuerza a preparaciones típicas que van desde el norte hasta el sur y desde el océano Pacífico hasta la Selva, pasando antes por La Sierra y por Los Andes.

Lima se abre para que en cada rincón se degusten platos que los tienen como protagonistas.

Tampoco puede faltar el maíz. Sea en forma de cancha, granos de maíz tostados, o de chicha morada, una refrescante bebida dulce elaborada con maíz del color que le da su nombre.

También hay sabor a marisco, fresco, por demás. Conchas, langostinos, camarones, pescados blancos, vieiras... No se puede hablar de cocina peruana si no se menciona esta proteína, protagonista del cebiche y del tiradito, platos embajadores de la gastronomía de ese país en todo el mundo.

Los hay a la parrilla, rebosados y apanados, también crudos; en restaurantes de alta categoría y en típicas cebicherías.

También hay papas. Cientos de variedades y de todos los colores y sabores. El camote, por ejemplo, es un tubérculo de color naranja y sabor bastante dulce.

La identidad limeña es, desde donde se mire, la cocina y esto ha hecho que los comensales sean cada vez más exigentes y los cocineros mucho más creativos. Por eso, visitar la capital peruana es una experiencia que se vive, sobre todo, con el sentido del gusto.

La culinaria peruana ha sido reconocida como una de las más diversas y ricas del mundo. Es el producto de una fusión entre los sabores locales, con las cocinas de Europa, África y Asia. Siendo esta su principal característica no es raro encontrar "laboratorios" dedicados a la fusión de sabores nacionales y extranjeros.

No se pueden dejar de probar las causas, el arroz con mariscos, el lomo saltado y el pescado a la chorrillana.



*Por invitación de LAN y Astuviaje Gourmet