Por desobediente, Lely ahora es campeona
A Lely Luz Flórez, la vida le tenía guardada la mayor de las recompensas en el Palacio Peñarol, de Montevideo.
Era nada menos que un título mundial de boxeo al que llegó a combatir como remplazante de su colega, la también cordobesa Liliana Palmera.
Pero por aquellas cosas del destino, a quien su mamá siempre le dijo que nada de eso de darse golpes, la monteriana de 24 años finalmente se coronó campeona mundial interina de la categoría súper ligero del Consejo Mundial de Boxeo.
Lely Luz fue capaz de superar once años de darse golpes y las diatribas permanentes de su mamá María Mesa, que no quería que fuera pugilista por nada del mundo.
Ella tampoco le paró bolas a las críticas de sus amigas de Montería, en las que le decían "que el boxeo es de machos".
La pequeña pugilista también supo salir adelante, después de haber estado dos años en Cartagena, a la espera de una mejor oportunidad.
Pero solo por esa fe inquebrantable y de poner todo -sus puños- en manos de Dios, fue que tuvo la oportunidad de pelear en la noche del sábado pasado ante la uruguaya Chris Namús, a quien en los ensogados llaman el Bombón asesino . Por desobediente, hoy es monarca.
Tres golpes contundentes de derecha fueron suficientes para que la monteriana, habitante del barrio Cantaclaro, pusiera fuera de combate en el primer asalto a la campeona uruguaya y conseguir así el título vacante de las 140 libras.
Para esta sencilla mujer, como la describe el periodista monteriano Henry Velasco; que tiene un hijo de dos años, llamado Keneth, el camino apenas se abre en el boxeo, porque con 14 peleas ganadas y tres perdidas, tendrá que afrontar el combate de unificación con la campeona en receso, la argentina Mónica La Gata Acosta, una durísima rival.
Como siempre, ella, al igual que sus colegas machos, surgió de la pobreza. Hoy piensa que este deporte, podría ser la redención, eso sí, confiando en Dios, como asegura que es su inseparable amigo.