Próximo Gobierno no dialogaría con la guerrilla
LOS 6 CANDIDATOS presidenciales coinciden en decir que con una guerrilla que utiliza el secuestro como arma no es posible dialogar. Condicionan esta opción a unas demostraciones verdaderas de las guerrillas de querer avanzar en el tema de la paz.
El diálogo con las guerrillas en Colombia no es una opción prioritaria para el próximo gobierno, sea quien sea el candidato que gane las elecciones presidenciales el próximo 30 de mayo.
En el debate del pasado jueves, organizado por el periódico EL COLOMBIANO, esa posibilidad quedó descartada de cualquiera de las agendas, pero de igual manera ninguno cerró la puerta de manera absoluta. Para los seis aspirantes a la Presidencia, esa posibilidad está condicionada a que las Farc y el Eln demuestren una verdadera voluntad de paz, acabando con el secuestro y el terrorismo.
La solución negociada del conflicto no está tan cerca, pero pasa por la consideración de continuar con la seguridad democrática como opción para derrotarlos. A ello se suma, la necesidad se hacer inversión social y convertirla en motor de paz y la reparación a las víctimas expresaron algunos candidatos.
7. ¿Bajo qué condiciones ustedes negociarían con las guerrillas colombianas, sabiendo lo que son, los crímenes que han cometido y sus nexos con el narcotráfico?
Juan Manuel Santos
La experiencia de los colombianos en las negociaciones con las guerrillas, sobre todo con las Farc y también con el Eln, han sido bastante calamitosas porque, como lo comprobamos recientemente, negociaban para fortalecerse y no para buscar la paz. Y como dicen popularmente, "al perro no lo capan dos veces". En ese orden de ideas, somos muy escépticos y las guerrillas, las Farc, tendrán que demostrar su verdadera voluntad. Nunca hemos cerrado la puerta del diálogo, pero mientras continúen haciendo terrorismo, reclutando niños a la fuerza, traficando droga, secuestrando, extorsionando, la posibilidad de diálogo claramente no existe. Si demuestran que hay una verdadera voluntad y van a dialogar de buena fe, la puerta puede estar abierta. Pero solamente en esas circunstancias.
No negociamos, vamos a mantener mano dura pero no cerramos del todo la puerta del diálogo, que se daría si hay una verdadera demostración de buena voluntad.
Germán Vargas Lleras
Cuando el país y muchos de ustedes se paseaban por la barbarie del Caguán, yo de manera solitaria denunciaba en el Congreso todo lo que había estado ocurriendo. Tengo que decirle con franqueza que no veo nada fácil que podamos avanzar hacia una negociación política como salida a este conflicto. Hay que recordar que hoy son bien distintos los instrumentos que el gobierno tuvo cuando Pardo negoció con el M-19 o el Quintín Lame. Los delitos hoy de lesa humanidad no son indultables no son amnistiables. En agosto entró en vigencia la Corte Penal Internacional (CPI) y me temo mucho que cualquier salida negociada para el conflicto va a imponer, para la cúpula de esas organizaciones, tener que purgar penas de prisión bajo unos estándares mínimos y en el debate habrá que meter las amnistías y los indultos. Me temo que no lo harán en este momento bajo las nuevas condiciones que tiene el país. No aceptaron amnistías mucho menos van a aceptar que tengan que pagar unas penas mínimas de conformidad con el estándar internacional. Eso me lleva a pensar que estamos muy lejos de una salida negociada a este conflicto y me reafirma en la teoría de que hay que consolidar la seguridad democrática. No tenemos otro camino.
El doctor Vargas habla que nos paseábamos en el Caguán y que lo ve muy difícil… No doctor, después de pasearme por el Caguán veo imposible llegar a un acuerdo, llegar a un diálogo porque nos callaron durante dos años…
Tiene toda la razón, pero yo se los advertí de una y otra forma y hoy las circunstancias son aún más graves de las que tuvimos en ese entonces. Los instrumentos que tiene el próximo gobierno son más restringidos y el gobernante que quiera aquí amnistiar a la cúpula de esas organizaciones estará incurso en lo que el Tratado de Roma prevé como negación o simulación de justicia, y será el primero que tendrá que responder. De manera que veo más lejos cada vez la posibilidad de darle una salida política a este conflicto y cada vez más comprometidos a continuar con la tarea que se siguió en estos años para desarticular a esas organizaciones. El legado nuestro, tendrá que ser el de no comprometer a una nueva generación más de colombianos en este horror.
Noemí Sanín
El no despeje, las no zonas de distensión se imponen. Lo que tenemos que hacer es mantener fortalecidas nuestras Fuerzas Armadas, con el honor en alto, con más inteligencia, mejor estrategia. También debemos devolverles el fuero militar que les fue arrebatado, porque una guerra política y una guerra jurídica amenaza con la inmovilidad a la Fuerza Pública. Obviamente, nosotros condenamos los falsos positivos, hay que investigarlos, pero también hay que fortalecer la justicia penal militar. Tenemos que conseguir más cooperación internacional, porque tenemos que ganar esta guerra prolongada. No se justifica, bajo ningún punto de vista, que todo lo que se ha avanzado, porque es mucho lo que ha hecho la seguridad democrática, mucho lo que se ha avanzado, pero nos toca a nosotros derrotarla y llevar la seguridad a calles, barrios y ciudades. Vuelvo y digo, junto al tanque de guerra tiene que llegar el tractor, junto al tractor tiene que llegar el Sena y tiene que llegar una política agrícola. Y en la ciudad, para recupera la seguridad, tenemos que garantizar educación, deporte, oportunidades, que la justicia funcione, que el que la haga la pague, que haya sistemas de seguridad de televisión, que la Policía esté presente. Se necesitan muchos más policías. Tenemos que comprometernos totalmente contra la inseguridad, porque esa es la calidad de vida, eso es lo que se merecen los colombianos. A los terroristas no les podemos volver a creer, porque tuvieron la oportunidad de hacer una revolución social y la botaron a la basura y la devolvieron con odio y muerte.
Gustavo Petro
Pienso a modo de discusión pública, y para eso es que sirven estos debates, que llevamos ocho años pensando que una seguridad armada nos saca de la violencia.
En Medellín se aplicó a profundidad, pero el índice de homicidios se ha triplicado. Pienso que es la oportunidad de pensar en otros caminos. Creo que una sociedad no se puede cerrar a la opción de que se pueda cortar la guerra, de que se pueda salir de la guerra, y no perpetuarla.
Y me parece que en esto habría que tener dos opciones, dos brazos de la misma tijera. Indudablemente la equidad social es un motor de construcción de paz y de otro lado la seguridad armada. Si uno combina estas dos estrategias, no una sola sino las dos, podríamos lograr cambios de mentalidad en los actores de violencia que llevasen a ellos a pensar que es posible salir de manera definitiva de la guerra, por tanto, ahí habría la opción de un diálogo.
Quiero terminar simplemente hablando del tema de canje. Si las Farc son capaces de abandonar el secuestro de manera integral y de ligarse a la posibilidad de una salida a la guerra, en mi gobierno yo haría un canje.
Rafael Pardo
El enfoque tiene que ser cómo terminar la guerra y eso tiene que ver con las condiciones de seguridad, con la estrategia de la fuerza pública, con el control territorial. Pero también, cómo terminar la guerra tiene que ver con, esencialmente, pensar que la paz tiene que ser primero para los que han sufrido la guerra. Por eso nuestra política de paz empieza por las víctimas. Con una ley de reparación a las víctimas, que son las que han sufrido la guerra: los desplazados, los que han perdido familiares, los que han perdido tierras, la libertad, ellos tienen que tener un espacio y un reconocimiento en esta sociedad. Esa es la verdadera reconciliación. Paz también es desarrollo regional. Regiones enteras de Colombia, por generaciones, han estado sometidas a grupos violentos de manera intermitente. Esto tiene que modificarse en términos de oportunidades para la gente que viven en esas zonas del país. Solamente si construimos una legitimidad, en cuanto a que la paz es para las víctimas, y que la paz es para los que han sufrido la guerra, podemos pensar que esa legitimidad, en condiciones actuales sea absolutamente creíble que un diálogo puede ser sincero, solamente se adelantaría un diálogo en ese sentido. No descarto el diálogo, lo he hecho y sé el valor que tiene, pero también sé que un diálogo, cuando no hay la legitimidad para hacerlo, cuando no hay las condiciones para hacerlo, lo que hace es alargar la paz y no acercarla. Creo que el diálogo no se puede cerrar, pero no es por donde empieza la paz en Colombia. La paz en Colombia empieza por las víctimas y por las gentes que viven en las regiones de violencia.
Antanas Mockus
Conjeturar hipotéticamente negociaciones o diálogos, lo que hace es alejar la paz.
A mí me encantaría una señal de los seis candidatos absolutamente contundente, clara, muy sencillamente expresada: mientras hablen el lenguaje del secuestro, mientras usen el secuestro como manera de expresar su proyecto, etc. no hay nada, pero nada que hacer. Lo otro, mientras se declaren por fuera de la Constitución Política colombiana, no hay nada que hacer y punto. El mensaje sugiere que si no hay más secuestro y hay respeto a la Constitución, puntos suspensivos...