Relaciones peligrosas
Hay que enseñar a los jóvenes a reconocer las señales de peligro de algunas relaciones sentimentales abusivas, para evitar que estas tengan consecuencias fatales.
La intimidación entre parejas tiene características violentas, más aun en países con tradición machista reforzada por dichos y actitudes populares, como "por que te quiero te aporreo". Padres, familiares, maestros y amigos deben aprender a reconocer las señales de peligro en una relación y deben intervenir y señalar sus riesgos a los jóvenes. En los colegios conviene discutir el tema con los alumnos. Los adolescentes necesitan aprender a no aceptar y a denunciar cualquier abuso verbal o físico que se cometa contra ellos.
Cuando un novio o amigo exige: ¡Quiero que me informes todo lo que haces! ¡Contéstame al teléfono inmediatamente! ¿Con quién estabas, a dónde, por qué no me avisaste? Ampliamente, demuestran un deseo de control, sin embargo, estos reclamos pueden ser interpretados como señales de amor, interés o deseo de protección, por jovencitas inexpertas. Pero, cuando los insultos y los golpes comienzan, entonces, es el momento de reconocer que la relación se ha convertido en algo con un gran potencial de peligrosidad.
La violencia en las relaciones románticas es más común de lo que se piensa y comienza a una temprana edad. Los adolescentes "estrenan" su masculinidad, con sus noviecitas, muchas veces emulando el machismo que ven en sus padres. Son generalmente los jóvenes que han presenciado relaciones abusivas en sus hogares los que más las practican.
Reconocer el peligro en una relación parece algo sencillo, pero no lo es. Se teme acusar a alguien que se ama de ser violento. Muchas se niegan a hacerlo. Se buscan escusas: "Estaba borracho, se le fue la mano, me prometió que no lo volverá a hacer." Pero la verdad es que la violencia es una adicción, muy difícil de controlar, que se repite muchas veces hasta que se acaban las excusas, cuando ya es muy tarde para evitar una tragedia.
Vivimos en una sociedad de culto hacia la violencia. Esta se practica impunemente en la cultura popular, la vemos aplaudida en el cine, la televisión y la música. El lenguaje, en muchos casos soez, con el cual la juventud se trata es realmente violento. Hay un rechazo hacia un trato educado considerado por los muchachos como una "mariconada", (disculpen la palabra pero, es la menos sucia de las que he oído para describir el tema).
Exacerba esta nueva cultura violenta, el exceso de alcohol y las drogas, que consumen tanto muchachos como jovencitas. Las niñas que se emborrachan como muchachos, deben comprender el riesgo a que se exponen.
La violencia jamás es aceptable, menos cuando se camufla como amor.