Robo de carros: realidad que trasciende el mito en Laureles
Del radioteléfono del mayor Andrés Felipe Segura Buendía, comandante de Policía de Laureles, sale la voz de un alarmado patrullero: “Ojo que un sujeto de buzo negro está tratando de abrir un carro a la fuerza”.
La misma preocupación la expresaron dos tuiteros por las cuentas @elcolombiano y @tipsdelectores.
Magdalena* relata que una noche de agosto circulaba por una esquina, cerca de la iglesia Santa Gema, cuando dos motociclistas la cercaron por ambos lados del automóvil. “El de mi lado tocaba con fuerza mi ventana y me amenazaba con sacarme una pistola”. Ante la presión, ella aceleró a fondo y los perdió de vista.
En Santa Teresita, otra mujer no corrió con la misma suerte. Esa noche de febrero, Ester* acababa de llegar a su casa, cuando desde el balcón observó que un “pelao” de unos 16 años encañonó a la solitaria conductora de un automóvil, la hizo bajar del vehículo y se lo llevó rumbo a la avenida Nutibara.
Por la rápida llamada de los vecinos al 123, las autoridades alcanzaron a los ladrones en la 33 y recuperaron el auto.
El mayor Segura acepta que, desde hace varios años, Laureles es famoso por ser epicentro del robo de carros. Y no es un mito, puesto que las cifras de su estación, que cubre las comunas 11 y 12, lo ratifican.
Entre enero y septiembre de 2010, los cacos se llevaron 159 automotores de esta jurisdicción del occidente de Medellín. Y 169 en lo que va de 2011. Es decir que, en promedio, allí se roban 18 carros cada mes. Las autoridades recuperaron 55 el año anterior y 52 el presente, avaluados en 3.636 millones de pesos.
En 2011 la Policía de Laureles ha capturado 666 personas, 70 de ellas, por hurto de vehículos.
Sectores como Lorena y Barrio Cristóbal son de los más afectados por este delito, tanto en la modalidad de halado como en amedrentamiento con arma de fuego.
Tanto hurto de vehículos se explica por el alto movimiento comercial y financiero de Laureles – Estadio. Además, la 80, Colombia, San Juan, la avenida Bolivariana, la 65 y otras importantes vías que cruzan el barrio aumentan el tráfico y facilitan la huida de los pillos que, según el oficial, no son de una banda específica sino de distintas procedencias y escapan hacia Robledo, la comuna 13, Bello e Itagüí.
El mayor Segura enfatiza en que el mal parqueo de los ciudadanos les facilita mucho la tarea a los ladrones. Basta darse una pasada por la zona para constatar que los conductores estacionan en muchos puntos de calles que no están habilitados para ello: afuera de iglesias, establecimientos comerciales y sedes políticas, por ejemplo. Mientras tanto, parqueaderos autorizados permanecen desolados.
En este punto, el comandante le pide a la ciudadanía que tenga cuidado con algunos trabajadores informales porque, según los agentes, se ha detectado que ciertas personas se han prestado para el hurto de vehículos.
Al respecto, Carlos Alberto Marín Marín, subsecretario de Control del Tránsito, asegura que los controles al mal parqueo son permanentes en la ciudad.
Esta labor la cumplen la Policía de Tránsito, los 538 guardas con que cuenta la entidad y las cámaras de fotomultas.
Marín explica que la señalización es buena, “pero no puede haber señales en cada punto” sino que, desde su óptica, el problema es cultural. Para solucionarlo, la Secretaría adelanta campañas pedagógicas.
Por parquear en sitio prohibido, el infractor deberá pagar una multa de 267.800 pesos, más los costos de la grúa y el parqueadero, lo que sube la sanción a los 400.000 pesos. Usted puede reportar esta infracción al 123.
Denunciar rápidamente el hurto facilita la reacción de las autoridades. Ellas recomiendan emplear las líneas 112, 123 o recurrir a la Sijín, la estación de Policía o la Fiscalía.
*Nombres cambiados por petición de las fuentes.