Rodrigo Jaramillo pasa sus días detenido en El Poblado
La casa por cárcel del expresidente de Interbolsa no altera la calma del barrio La Florida. Sus vecinos saben que vive ahí, pero pasa desapercibido.
Solo el canto de los pájaros se oye en esta cuadra del barrio La Florida, de El Poblado. Pasa uno que otro carro y lo demás es calma.
No importa que allí esté el edificio donde vive Rodrigo Jaramillo Correa, expresidente de Interbolsa, firma que protagonizó el escándalo financiero más sonado de la historia reciente de Colombia.
Y tampoco parece importar que allí esté desde el pasado jueves, cuando, cumpliendo la medida de detención domiciliariaque profirió la juez 64 penal municipal con función de Control de Garantías, fue trasladado desde la cárcel La Picota de Bogotá.
Por esta disposición judicial, el empresario de 70 años estará en su casa mientras avanza el proceso penal que les adelanta la Fiscalía a él y a otros implicados en el caso, por el descalabro de la comisionista.
Es viernes 3 de enero en la tarde y este diario ha llegado a la zona para ver cómo se encuentra.
De la portería no dejan pasar ni al fotógrafo ni al redactor. Como antesala de la fachada del edificio hay tres frondosos árboles.
No se ven policías ni guardas del Instituto Nacional Penitenciario y Carcelario (Inpec). Ni ahí ni en los alrededores.
"Dicen que fue un operativo normal", apunta un trabajador de este sector del suroriente de Medellín al referirse a la llegada de Jaramillo desde la capital.
La presencia del reconocido personaje no altera la normalidad del barrio. Tal vez están acostumbrados a tener como vecinos a ciudadanos muy mencionados en los medios de comunicación.
"Por aquí vivieron Álvaro Uribe Vélez cuando fue gobernador, también Juan Gómez Martínez y el exalcalde Sergio Naranjo ", señala otro empleado.
Los consultados saben que Jaramillo vive ahí, pero no le dan mayor trascendencia. "Aquí viven afectados de Interbolsa. Uno perdió más de 1.000 millones de pesos", apunta un hombre de un edificio vecino y añade que con esta detención domiciliaria nada ha cambiado allí.
Se mantiene la tranquilidad que los acompaña hace mucho tiempo, aunque un hombre que trabaja en el barrio y lo conoce bien afirma que el jueves en la tarde sí vio pasar por la cuadra, de manera frecuente, una camioneta de la Policía.
Pero ahora no sucede lo mismo. Varias personas conversan y se ríen en una mesa de un condominio cercano. En la calle hay tres carros particulares parqueados. Pocos peatones, poco tráfico. El resto son árboles y canto de los pájaros