Histórico

Samir creó un jardín para el asombro

ESTUDIA LICENCIATURA EN Teología, pero en sus ratos libres le da formas maravillosas a los árboles de la Universidad Adventista de Colombia.

18 de febrero de 2010

Con sus tijeras es capaz de hacer verdaderas obras de arte, árboles en forma de mano, de hombres, de animales, cuadrados o redondos, grandes y pequeños, con mensajes... el suyo es un jardín para el asombro.

Esas son las creaciones de Samir Barahona, quien trabaja hace cuatro años como jardinero en la Universidad Adventista de Colombia, ubicada en el barrio La Castellana.

El arte en el manejo y la poda lo aprendió en Pensilvania, Caldas, donde realizó una tecnología forestal. Allí llegó procedente de su natal Tumaco, cuando funcionarios del Ministerio del Medio Ambiente ofrecieron cupos de estudio en el puerto. Él no lo dudó dos veces y emprendió su nuevo camino dejando atrás a sus padres y cuatro hermanos.

Samir, con sus 1,85 metros de estatura, recuerda que mientras estudiaba perteneció a las divisiones inferiores del Once Caldas y hasta era apodado Lozano, como el jugador caleño. Eso duró hasta que lo pusieron a escoger entre el fútbol y el estudio.

Él se inclinó por las aulas. Poco tiempo después conoció la religión adventista y fue ésta la que finalmente lo trajo a Medellín. "No me arrepiento de eso porque desde entonces hasta hoy he aprendido muchas cosas que con el fútbol no aprendo, porque lo que yo anhelo es servirle a todas las personas".

Maestro jardinero
Desde hace cuatro años trabaja como jardinero y estudia licenciatura en Teología.

Las horas de la mañana las invierte en su proceso educativo, en su formación profesional y, en la tarde, se pone su overol color verde oscuro, sus guantes negros y toma sus tijeras, para plasmar mensajes de amor y esperanza.

Así inicia su jornada, poda uno a uno todos los árboles que conforman su exótico jardín y como en todo proceso artístico requiere de tiempo y dedicación. A cada "motilada", como él dice, le dedica por lo menos dos horas. "Según el árbol uno empieza de abajo hacia arriba o viceversa si éste es muy alto, luego lo poda de derecha a izquierda, o como mejor prefiera", revela.

Claro que todo no ha sido perfecto en sus diseños, el más grande de todos, el más importante de ellos, el que lo hace sacar pecho, presentó unas pequeñas imperfecciones. La mano de Dios, un árbol de seis metros de altura, que simboliza la palma del creador, quedó en su primer corte con seis dedos, lo que lo hizo merecedor de un sinnúmero de bromas y burlas.

Pero la falla no fue motivo para desanimarse, por el contrario, se convirtió en un reto que superó en una temporada de vacaciones.

Son muchos los árboles pulidos y no menos los piropos recibidos, motivo que lo hace sentir uno de los mejores jardineros de la ciudad. " Me dicen que con esos mensajes soy el alma de la universidad, que cuándo voy a sus casas a podar los árboles, eso me hace sentir feliz".