San Gabriel, el barrio que se quedó sin sus jóvenes
Solo tres muchachos viven en el sector ante la amenaza de reclutamiento.
Balazo en la puerta, en la ventana, en las viviendas solas. Silencio. Perros que ladran en la lejanía entre la maleza que ha empezado a subirse por los muros y amenaza con tragarse puertas y rejas, y de los jóvenes nada, no se ven, se fueron.
Callejones solitarios despiden los camiones cargados con corotos que asoman entre las puertas del viejo camión. Salen otras 17 familias de San Gabriel, en la Loma, bajo una llovizna menuda. Es la constante, pocos quieren quedarse.
Las caras de angustia que osan asomarse entre vidrios astillados por disparos hechos desde la montaña, son de los adultos que se resisten a irse "porque esta casa me costó muchas gotas de sudor y no puedo irme, no me quiero ir".
Eso dice una de las mujeres de ese paraje casi rural donde hoy solo se escucha el canto de los pájaros y donde, mal contadas, 15 casas permanecen vacías. Sus dos hijos ya se fueron. Tuvo que enviarlos a otro barrio, como lo hizo su vecina, y la otra que vive más arriba, también la de la esquina. San Gabriel se quedó sin jóvenes.
"Estos tipos buscan quedarse con nuestros muchachos. Muchas veces han venido a buscarlos porque los quieren obligar a entrar al combo porque dicen que necesitan pelaos que conozcan el sector. Por eso decidimos que era mejor sacarlos antes de que los obligaran a tomar las armas", dice la mujer, escondida entre paredes agujereadas por las balas.
"Por eso dicen que mataron a Jonhatan el pasado viernes y por eso se fue su papá al otro día", explica otra habitante del sector.
Dicen en San Gabriel, que lo que más les duele es que son jóvenes sanos, llenos de valores "que les hemos inculcado, tanto que la mayoría pertenecen a la Red de Escuelas de Música de la ciudad", indica un residente.
Salieron más familias
Nuevas amenazas hicieron que en San Gabriel, entre el jueves y ayer, salieran otras 17 familias (55 personas), según Luz Patricia Correa, directora de la Unidad de Atención a Víctimas de la Alcaldía.
Correa asegura que hay 18 propiedades protegidas para evitar que sean negociadas y para evitar que las saqueen los combos delincuenciales.
"Hoy tuvimos un comité donde elevamos el desplazamiento a carácter de masivo", asegura Correa y señala que al sector llegará la Unidad Móvil de Prevención y Protección, y que la Fuerza Pública continuará con sus hombres patrullando esas calles solitarias.
Jesús Sánchez, delegado de los derechos humanos de la Personería, cuenta que este organismo busca que se cumplan los acuerdos hechos con la comunidad "y esta situación se resuelva en el menor tiempo posible. Que las familias que se fueron puedan retornar, y las que se quedaron sean protegidas".
Aunque siguen los desplazamientos, Arnulfo Sierra, secretario de Seguridad asevera que las medidas tomadas por la administración han sido efectivas. "En El Cañón hemos logrado el retorno de 30 familias. Acá garantizamos la seguridad, pero desafortunadamente otra vez las amenazas a través de llamadas telefónicas ha generado temor en la comunidad que se sale de las manos de la Administración y de las autoridades".
En San Gabriel solo quedan tres jóvenes. Son los que no tienen a dónde ir. Se esconden entre las paredes de su vivienda y se refugian entre instrumentos huyendo de las armas que le arrebató la juventud a su barrio.