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Sáquele el cuerpo
a la fatiga muscular

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30 de diciembre de 2009

El agotamiento psicofísico es bastante frecuente en personas sedentarias, afectadas por cierta monotonía en su trabajo. A menudo, lo que nos falta es, simplemente, agua y minerales, síntoma principal de la fatiga muscular.

Una buena hidratación y una dieta equilibrada son fundamentales para conseguir el aporte completo de los nutrientes necesarios para que desaparezca el problema.

No obstante, son muchas y frecuentes las situaciones que provocan un déficit de los minerales indispensables para ese equilibrio neuromuscular: una alimentación inadecuada, el estrés, el cansancio psíquico, un sobreesfuerzo físico, o la aparición de enfermedades de tipo reumático o neuromuscular.

Según un artículo de la revista Nature, de octubre de 2008, la causa del agotamiento excesivo y la fatiga, incluso después del esfuerzo más ligero, en personas con enfermedades neuromusculares, como la distrofia de Duchenne, es la carencia de una molécula en la membrana celular de los músculos.

Un equipo de investigadores de la Universidad de Iowa (E.U.) explicó en dicha publicación que la falta de la molécula "óxido nítrico sintasa neuronal" (nNOS, en su formulación química), causa la fatiga muscular en esos pacientes. En los músculos sanos, la nNOS en cambio ensancha los vasos sanguíneos para que aquellos se recuperen más rápidamente del ejercicio físico.

Este déficit neuromuscular se suele producir también en períodos posteriores a una inactividad física casi total. Por ejemplo, después de guardar cama durante unos días por las razones que sean.

Cuando nuestros músculos tienen sed de minerales, lo manifiestan en forma de molestias, más o menos intensas, dependiendo de la situación.

Pausas pequeñas
Lo adecuado para las personas aquejadas de fatiga muscular sería intercalar, durante la jornada, pequeñas pausas en las que realizar suaves estiramientos de la musculatura que aunque sencillos, pueden ayudar a liberar tensiones. Sin embargo, la realidad es utópica y a la mayoría de los afectados les cuesta mover el cuerpo y se resignan al estado de postración.

Según la Sociedad Española de Traumatología del Deporte, las personas que no practican ningún deporte ni hacen ejercicio físico tienen tendencia a presentar flacidez, se sienten pesadas y eso les hace a menudo sentirse incapaces de realizar determinadas tareas cotidianas.

Estas personas deberían tener en cuenta que la actividad física es beneficiosa para prevenir la aparición de determinadas enfermedades crónicas, muy propias de nuestro tiempo, como la hipertensión, la diabetes, la arterioesclerosis, entre otras.

Además, como tratamiento precoz de estas patologías, lo que ayuda a controlar su progresión y mejorar la calidad de vida de los afectados, ya que incrementa la sensación de bienestar físico y psíquico y repercute en la recuperación.

Por otro lado, el sobreesfuerzo físico que representa el inicio de un programa de actividad física regular para una persona que no está acostumbrada a ello debe ser tenido en cuenta nutricionalmente, porque si aumentamos nuestro nivel de actividad, se incrementa el consumo de nutrientes que deberemos reponer adecuadamente.

Para ello, es conveniente procurarse una alimentación variada y equilibrada para conseguir los niveles óptimos de todos los minerales que el organismo necesita.

Sencillas opciones
Para las personas que se sienten incapaces de afrontar diariamente ejercicios de estiramientos existen opciones más sencillas, como utilizar zapatos cómodos y de tacón bajo, cambiar de posición si tenemos que estar mucho rato de pie, evitar doblar la espalda o adquirir posturas forzadas y organizar las tareas de forma que podamos alternar diferentes posturas, entre otras.

Con ello, se ayuda, al menos a prevenir la aparición de problemas derivados de la adopción de posturas dañinas que generan con frecuencia dolor y sobrecarga muscular.

No obstante, si esas molestias musculares persisten, lo más recomendable es acudir al fisioterapeuta, pues las sesiones con este especialista nos ayudarán a aliviar las contracturas y a relajar la musculatura.

El fisioterapeuta suele recomendar una mínima disciplina para continuar en casa los ejercicios de estiramientos musculares, sobre todo al levantarse para preparar la musculatura, como si de un entrenamiento se tratara, y también al final del día, como tarea de relajación.

Esta práctica permite un buen reposo y una preparación indispensable para afrontar la jornada siguiente.

Al margen de la actividad física, un músculo sano necesita nutrirse de minerales e hidratarse para poder funcionar correctamente.

Siguiendo el consejo del especialista, es conveniente adquirir en farmacias preparados, generalmente en sobres para ser disueltos en agua, y cuyos ingredientes ayudan a mantener el tono muscular, a lograr la contracción y la relajación y a la transformación de la energía en movimiento.