Sebastián "empeliculado" con la tabla
ESTE SKATER PAISA podría decir que llegó tarde a la práctica. Creció en El Congolo y dejó el estudio por el deporte. Único del país en la Serie Mundial RedBull en E.U.
Si de niño, a Sebastián González "se le hubiera ocurrido" pedirle algo al niño Dios, seguramente hubiera sido una tabla.
Pero no, su afición por el skateboard apenas empezó cuando tenía 14 años y estaba ya despidiéndose del bachillerato. Y eso hace 10 años.
En esa época al niño Dios tampoco se le había cruzado por la mente ponerles el skate debajo de la cama ni a Sebas ni a muchos de esos pelaos que apenas lo estaban descubriendo.
"Hoy, el movimiento en Medellín ha crecido tanto que ahora se ve mucha gente con tablas, yendo para la universidad y al colegio. Y hasta los pequeños las piden como regalo de diciembre", señala González, quien este fin de semana estará en Nueva York como único representante colombiano en la final del Redbull Manny Manía Serie Mundial.
González aprendió a montar la tabla en la calles del barrio El Congolo, en Bello, al lado de un puñado de parceros, la mayoría estudiantes del Liceo Marco Fidel Suárez, quienes se la pasaban de arriba a abajo rayando tubos, bordes de aceras y barandas que se atravesaran. Hasta muchos vecinos no los miraban bien. Pero así fue creciendo la goma que lo condujo a ser uno de los mejores exponentes de joven deporte que se abre paso entre los tradicionales.
"Era una nota, todos éramos amigos, todos salíamos al estadio a montar en tabla, la pasábamos, de verdad, muy bacano".
Pero quien lo llevó a "empelicularse" -como dice él-, fue su hermano David -uno de los mejores practicantes del skateboard del mundo-, cinco años menor que él.
A Sebastián lo promueve Etnies y On Board Shop de Medellín que ya le ha producido sesiones de fotografía y vídeos, dos trabajos que les permite a los riders hacerse no solo a un nombre sino a patrocinios de multinacionales.
Lo que empezó como un simple juego de calle creció en él como una pasión, hasta tomar tanta fuerza que dejó los estudios universitarios de Publicidad y se dedicó de tiempo completo a rodar.
A diferencia de David, que exhibe rostro lampiño y una cabellera ensortijada que le cae hasta la espalda, Sebastián se identifica fácil por una barba oscura y el cabello corto a ras de cráneo, aunque en la tabla parecen cortados por la misma tijera. "Me gusta deslizarme en los tubos, rodar, brincar, sentir la sensación del sonido al contacto de la tabla y la rapidez con que se sube o se baja".
Y sí, está bien "empeliculado", porque la tabla en Sebastián es como la extensión de su cuerpo.