Histórico

SI RENIEGA DEL MOTE DE “URIBITO”

10 de mayo de 2013

Andrés Felipe Arias no es santo de mi devoción. Me parece que el haber ocupado tan joven cargos tan importantes del Estado, el reconocimiento permanente de su indudable inteligencia, más el arribismo de muchos que ya le habían puesto la banda presidencial, elevaron su ego de tal manera que su comportamiento era muchas veces arrogante y displicente.

Para acabar de ajustar, el presidente Uribe lo ensalzaba y por qué no decirlo, lo señalaba también como presidenciable.

Y Andrés Felipe se creyó todo esto. Y empezó a actuar como si fuera el "doble" de Uribe. Tanto que naturalmente le fue endilgado el mote de "Uribito".

Y es que empezó a actuar como Uribe, a hablar como Uribe, a ripostar como Uribe y a utilizar todos los términos que aprendía de Uribe.

Todo eso puede ser cierto o una exagerada percepción de mucha gente. Más que pose, para mí era simplemente la inmadurez de un joven que se encontró con el poder, con la fama y con la zalema de muchos.

Y cuando todavía el odio por Álvaro Uribe y todo lo que se le pareciera no había aflorado, los que siempre rodean a quienes detentan el poder para recibir sus beneficios desde la prensa o la empresa privada o los negocios particulares, también se acercaron a "Uribito" y le decían "presidente".

Pero… ¿cómo no reconocerle a Arias su inteligencia? ¿Cómo negarle que se entregó al servicio público con dedicación y pasión? ¿Cómo desconocer que acertó en muchas decisiones y programas?

Pensar que Andrés Felipe Arias es un criminal tanto o más peligroso que alias "Cuchillo", o que "Valenciano" o que quienes han confesado dos mil o más asesinatos o que quienes han sembrado de cruces los campos colombianos y derramado la sangre de cientos de miles de colombianos, desde las guerrillas, el narcotráfico o el paramilitarismo, es un despropósito.

Y dentro de poco veremos que algunos de ellos llegarán al Congreso en una curul regalada, ya como "honorable senador" o como "honorable representante". Y pedirán juzgar a gobernantes y militares tratándolos de victimarios. Seguramente Andrés Felipe Arias tendrá que verlos por televisión desde una celda.

Como abogado sé que no puedo opinar sin conocer a fondo lo que obra en el expediente, pero sí debo decir con toda claridad que la norma no se aplica por igual y que muchas veces por encima de la ley están otros intereses. Casi dos años detenido. Arrancado de la sociedad y de su familia. Recolectadas todas las pruebas. Y lo único que se dice para no dejarlo en libertad provisional, como sí ha pasado con miles y miles de procesados, es que ese señor es un peligro para la sociedad. ¿No les suena ya esto a cargadilla, a animadversión, a desquite? ¿Le estarán de verdad, aplicando justicia? ¿Igualitaria o selectiva?

Quizá lo dejarían salir, aunque deba responder en juicio, si reniega del mote de "Uribito".