Si vemos a los hijos...
Por estos meses en que celebramos el ser padres es bueno recordar todo lo que significan nuestros hijos. La claridad que tengamos sobre la riqueza inherente al privilegio criarlos será crucial para resolver en forma apropiada los dilemas en que nos ponen nuestros intereses personales, nuestros compromisos sociales y nuestras ambiciones profesionales frente nuestros deberes parentales.
Si vemos a los hijos... como el costo que implica tener nuestra propia familia, los viviremos como el alto precio que tenemos que pagar por formar nuestro hogar.
Si vemos a los hijos... como una garantía de cuidado y seguridad económica para la vejez, los viviremos como una inversión a largo plazo.
Si vemos a los hijos ...como un problema chiquito que se convierte en un problema grande, los viviremos como un motivo de angustias y desvelos.
Si vemos a los hijos... como parte de los méritos que debe cumplir todo matrimonio, los viviremos como otro más de nuestros haberes conyugales.
Si vemos a los hijos... como una serie de grandes y crecientes gastos, los viviremos como una pesada carga económica.
Si vemos a los hijos... como el medio para lograr lo que no pudimos ser, los viviremos como una segunda oportunidad para alcanzar lo que soñamos.
Si vemos a los hijos... como un obstáculo para lograr nuestras metas laborales, los viviremos como impedimento a nuestra realización profesional.
Pero ... si vemos a los hijos como la mejor oportunidad para crecer como personas y el milagro que más puede ennoblecer nuestro espíritu, los viviremos como la mayor de las bendiciones que jamás hayamos recibido.
A pesar de que acompañemos a los hijos en sus partidos deportivos, les celebremos sus cumpleaños, o vivamos en una casa llena de todos los artefactos y juguetes que les hemos comprado, la paternidad tendrá muy poco efecto en nosotros ... y en ellos, si no estamos comprometidos "de cuerpo y alma" con su formación y crianza.
No me cabe duda que pocas experiencias son más enriquecedoras y mejor remuneradas -en términos de dividendos afectivos y espirituales- que el cariño, la confianza y la admiración de nuestros hijos, los cuales son el resultado de nuestra dedicación a lo largo de esos pocos años que están bajo nuestra tutela. Este acompañamiento es el que nos permitirá irnos transformando y enriqueciendo como personas.
* Autora y Educadora Familiar