Histórico

Sin noticia de los dos pilotos de Helifly

Las esposas de los pilotos que habrían sido retenidos en Argelia, Cauca, pidieron que no haya olvido ante su situación.

22 de julio de 2012

Cada una de las aeronaves a escala a las que Juan Carlos Álvarez suele dedicar tardes enteras -algunas de ellas sin terminar todavía- hablan de su ausencia en casa. Ayer, día en que cumplió 39 años, no hubo siquiera una llamada. El piloto antioqueño completó 12 días desaparecido; algunas versiones lo dan como secuestrado, aunque ningún grupo armado ha confirmado que lo tenga en su poder.

Ha pasado además casi un mes desde que Álvarez y su compañero Alejandro Ocampo, de 31 años, operadores de transporte aéreo de la empresa Helifly, dejaron cada uno a su familia en Medellín y Tuluá. Ambos debían regresar para tener dos semanas de descanso el mismo día en que se perdió cualquier contacto con ellos.

Yolima Gómez y Diana Carolina Gómez, esposas de los pilotos, se encontraron ayer en Medellín, unidas por el dolor que sienten al no tener de ellos ninguna noticia además de lo que han dado a conocer los medios de comunicación.

“No queremos tener que pasar una noche más sin ellos”, se lamentó Yolima, esposa de Juan Carlos. “Que por favor los liberen, que son civiles, además papás, esposos...”, pidió, a quién quiera que los tenga.

“Ellos no tienen nada qué ver en el conflicto”, agregó Diana Carolina.

La última llamada
El helicóptero comercial que tenía como destino Popayán, cayó alrededor de 500 metros en menos de 10 segundos por cuenta de una falla mecánica, según revelaron fuentes de la compañía. Luego de una maniobra de emergencia, aterrizaron en un descampado en zona rural de El Plateado, corregimiento de Argelia, Cauca. Luego del susto fueron citados para un encuentro del cual todavía no regresan.

“Juan Carlos me llamó antes del mediodía. Dijo que habían tenido una emergencia con el helicóptero y que la comunidad los había citado a una reunión”, recordó Yolima. “No me alcanzó a decir de qué tipo, solo que tenían una reunión con la comunidad y que cuando terminara, él me llamaba. Y perdimos contacto con ellos”, agregó la mujer, con quien Álvarez tiene una hija de seis años.

“La niña ha aprendido a manejar la ausencia del papá, porque él trabaja por fuera”, dice la madre. “Como han pasado tantos días, ha comenzado a preguntar: ¿mi papá por qué no me llama, por qué no ha llegado?”. La niña ha regresado al colegio, pero confiesa que ha sido difícil ocultar la falta que le hace.

Tanto Yolima como Diana Carolina, destacan el amor que sus esposos tienen por su profesión. Ocampo también es padre de un bebé de seis meses de nacido, del que no se separaba en los días que permanecía en casa.

Un día como ayer, si su esposo hubiera estado en casa, a Yolima le habría gustado tomar un mapa, señalar con el dedo un pueblo de Antioquia e irse de paseo en familia, algo que espera puedan volver a hacer.