Sin registro no hay identidad ni valor comercial
Tener un caballo es tener un negocio. Mejorar la raza en el criadero es una inversión que se recupera con el tiempo.
Una cría buena se puede vender a muy buen precio y para obtenerla se necesita del semen de un buen caballo.
La mayoría de los potros nacen por inseminación artificial y la monta natural se hace cada vez más escasa.
Sí, el árbol genealógico de los caballos importa a la hora de comprar y de vender, pero más vale que esto se pueda certificar a la hora de hacerlo.
Desde hace 15 años que en Colombia se inició la genotipificación y la cifra de ejemplares que pasan por este procedimiento crece con los años.
Antes, según Henry Hoyos, vicepresidente de Asdesilla, una de las 25 asociaciones colombianas, se podía hacer pasar un equino como hijo de un gran campeón solo por su parecido físico.
La gente, dijo, ya no come cuento y para hacer negocios o pagar un servicio de monta se debe certificar que el equino efectivamente es hijo de X o Y animal.
La genotipificación es obligatoria además para poder hacerle el registro a un caballo, documento que es la cédula en el mundo equino.
El registro del animal, incluye el nombre del criador, propietario, andar o paso al que corresponde, edad, fecha de nacimiento, pintas características, prueba de anemia infecciosa equina y, por supuesto, sus padres.
Para el procedimiento, se necesitan unos pelos de la cola del animal que son enviados a la Universidad de Davis en California donde se confrontan con un banco genético para certificar sus padres.
"Antes le podían vender un animal supuestamente hijo de un gran ejemplar, pero desde que inició la genotipificación ya no lo pueden engañar", explicó el experto.
Y para que no quede la menor duda de la identidad del caballo, existe el microchip. El dispositivo que funciona como un código de barras se le inyecta al caballo en el cuello y con él morirá.
Con el microchip cada animal tiene un número que queda consignado en el registro.
Su utilidad: identificar los animales incluso si llegan a ser robados.
"En las exposiciones, un lector sirve para detectar suplantaciones o trampas en la prueba antidoping", contó.
Si el procedimiento se hace en los primeros seis meses de vida cuesta, según Adriana Jaramillo, encargada del trámite en Asdesilla, unos 370.000 pesos.
Recuerde, si invirtió en la buena genética de su animal no deje pasar el trámite que lo confirma.