Histórico

SOBRE EL PLAN MEDELLÍN FUTURO

26 de octubre de 2012

Estación de Espera, que podría estar situada en una ciudad congelada, de esas que pudo imaginarse Isaac Asimov .

O en una ciudad desordenada, en la que los nombres se cambian cada tanto para que no exista memoria (como escribe Gerard Martin ) y así todo vuelva y aparezca en una especie de juego interminable de inicios, cortes y principios, sin finales por ninguna parte, que convierte lo que tenemos en un muestrario de agente viajero, como ha sucedido con Medellín, la ciudad de la primavera eterna por aquello de que muchas cosas han florecido pero pocas maduraron.

Y de las que nunca fueron fruto, está el plan Medellín Futuro (1913), pensado por Ricardo Olano y Carlos E. Restrepo , que ya cumple 99 años de ser aprobado y nunca ejecutado, debido a los hombres-estorbo, como llamaban en ese tiempo a quienes negaron espacios privados (mangas y potreros) para crear espacios públicos o los quisieron vender a precio de engorde máximo, como hacen con las vacas que llenan de agua.

Ese Plan de Medellín Futuro planteaba una ciudad habitable, bonita para el bien vivir y desarrollar costumbres de gente en crecimiento (moralmente posible).

Por ello, ya que Olano sabía de los City Planning norteamericanos y Carlos E. Restrepo estaba enterado de París, se creó la sociedad de Mejoras Públicas que se preocupó por el ornato de las calles, las fachadas y los parques, un centro de producción cultural (Bellas Artes), un zoológico, un parque inglés al que le dieron el nombre de la Independencia (se fundó en 1913) y un ambiente digno de una ciudad que entraba en el siglo XX.

Trajeron arquitectos y urbanistas (Brunner, Goovaerts, Carré, etc.) para desarrollar el occidente, que eran ciénagas y aislaban a Belén, La América y Robledo, de la ciudad. Se habló de la tacita de plata y aparecieron Prado Centro y Villanueva.

Pero a la tacita de plata no sé qué golpe le dieron ni con qué martillo, porque los hombres-estorbo no admitieron que la ciudad siguiera un plan sino que urbanizaron de la manera más kitsch , a lo sancocho de feria, enfermando a Medellín de acromegalia.

Y de narcisismo, porque el bien particular primó sobre el bien común. Pobre Carlos E. Pobre Ricardo Olano . Los dos creyeron que se podía contar con antioqueños decentes, inteligentes y proyectistas como ellos, pero fueron una minoría.

La mayoría, cazadores de oportunidades, sin más criterios que llenar la bolsa (como los de Don Mirócletes de Fernando González , que nacían con dientes de tanta herencia aguardientera) tomaron la tacita de plata y la convirtieron en un costal sin fondo al que le echan carros, motos, edificios, gente de todas partes y palabrería.

Acotación: ¿Por qué no se desarrolló el Aranjuez del que escribía Carrasquilla? ¿Por qué no se replicaron barrios como Carlos E. Restrepo, Suramericana, las Torres de Bomboná? ¿Qué pasa que cuando hablamos de ciudad corremos a dañar lo poquito que tenemos?

Con razón Pedro Nel Gómez (que diseñó Laureles) se mantenía de tan mal genio.