Histórico

Vendaval destechó 50
casas en la comuna 13

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20 de octubre de 2009

La luz del Mundo es un nombre demasiado venturoso para un barrio que poblado de cristianos y evangélicos amanece, un día cualquiera, sin tejas.

A las 2:30 de la tarde del lunes pasado, un borrasca arrancó de tajo las latas que hasta donde pudieron, contuvieron el agua.

En el domicilio de la calle 48 D con carrera 99, permanecía a solas Janer, un niño de 12 años de edad que se quedó dormido luego de un día de clases.

El vendaval logró despertarlo del sueño y entonces como pudo, se refugió, cuenta su papá, don Elías Gustín Vaca, en un hueco que tienen como sótano. Las cuerdas de la luz también alzaron vuelo y se precipitaron a la puerta de acceso, quedando Janer aislado y a expensas de la electricidad.

Lo que pudo ser una tragedia fue superada a eso de las 3:30 de la tarde, cuando un grupo de vecinos, armados de palos y tubos de pvc, acudieron hasta donde el menor pedía auxilio.

Aunque no hubo heridos ni pérdidas humanas, en la Luz del Mundo vieron fallecer televisores, lavadoras y equipos de sonido. Sin contar lo que ocurrió con la ropa, los colchones y los alimentos que salieron de circulación.

Camilo Zapata Wills, director del Simpad, confirmó que en total resultaron afectadas 50 viviendas. El funcionario aseguró que 25 de ellas fueron objeto de desalojo preventivo y que, la otra mitad, registraron afectación en sus cubiertas.

En las lomas de los barrios Juan XXIII y Altos de la Virgen, de la Comuna 13, también se contaron damnificados. Zapata dijo que de acuerdo a las 56 visitas domiciliarias que se llevaron a cabo, se determinará el tipo de ayudas que recibirá cada familia. Algunos serán beneficiarios de arriendo temporal, otros obtendrán ayudas humanitarias y así.

El terreno arcilloso hizo que un barranco cayera sobre el techo de la casa de Diana Posada, madre de 5 hijitos que están entre los 3 y los 13 años de edad. "Donde siga lloviendo, todo eso se nos va a venir encima", dijo.

Pero más que tres meses de arriendo, en La luz del Mundo, donde las mujeres por su religión pasan de falda hasta los tobillos y trenzas, lo que necesitan son materiales como madera y tejas de zinc. Desde el templo principal ya se escuchan las oraciones.