Suroeste antioqueño: maravilloso
LO MEJOR DE esta región lo destaca un lector que nos hace un recuento del Suroeste e invita a recorrer estos bellos municipios.
¿Cuántas veces oímos narraciones deslumbrantes de viajeros que visitan otros países y cuantas veces desconocemos la magnanimidad del entorno que nos rodea?
Hace millones de años, el territorio colombiano estaba cubierto por mar y solo emergía la cordillera de la Macarena que ha sido, desde siempre, hogar de una fauna y flora únicos. Luego, la corteza terrestre, esa parte sólida de la tierra que nos permite vivir encima de un núcleo de fuego, empezó a moverse, rasgándose en diferentes sitios, ejerciendo fuerzas enormes que ocasionaran en nuestro país, un arrugamiento de la corteza terrestre y con esto, la formación de las majestuosas cordilleras que lo atraviesan de sur a norte.
Como resultado de esta dinámica terrestre que aún continúa y va a continuar, produciendo cambios y tragedias, se formó una región de encanto circundada por altas montañas, algunas con siluetas sinuosas como los Farallones del Citará en cuyas faldas se asientan, Ciudad Bolívar y Betania, y otras con siluetas agrestes como el Cerro de Tusa, donde se encuentra Venecia y muy cerca Fredonia.
Innumerables ríos cruzan la región, el más grande, el río Cauca que avanza sereno por el cauce que se formó entre la Cordillera Central y la Cordillera Occidental, la más joven de todas y a un proceso de formación y en el cual desembocan muchos otros: el Arma, el Poblanco, el Cartama, el San Juan y la Sinifaná entre otros, que corre por un cauce divagante, en gran parte por la misma ruta que otrora recorriera el ferrocarril.
Paisajes sin igual
Si tiene la oportunidad de pasar por allí en la noche, podrá apreciar la infinitud de un cielo estrellado que lo asombrará y le hará recordar, nuestra pequeñez, las más de las veces, arrogante.
Todos los climas bendicen esta región y en ella se pueden encontrar zonas altas y frescas aptas para la silvicultura y el caminar tranquilo, zonas medias, donde se produce el mejor café del mundo, gracias a sus suelos cubiertos de ricas cenizas que cayeron en las innumerables erupciones volcánicas que ocurrieron durante la formación de esta región, y tierras calientes dedicadas a la siembra de frutales y ganadería.
Quien quiera disfrutar de paisajes sin igual, recorra en paz, sin afán, las carreteras tranquilas que unen los municipios de esta región, formando circuitos que le permitirán ir de un pueblo a otro y regresar a Medellín el mismo día. O si lo prefiere puede quedarse a dormir en hoteles sencillos pero limpios en Támesis, Jericó, Jardín, Titiribí, Andes, Ciudad Bolívar, Caramanta o Venecia, por mencionar algunos.