Histórico

Tan famosa como Julia es Bali

EL FILME COMER, rezar, amar puso de moda la culinaria Italia, la mística India y la sensorial Bali. En esta última no están contentos por la afluencia de turistas. Lonley Planet considera esta avalancha como negativa.

11 de octubre de 2010

La película Comer, rezar, amar ha convertido la isla de Bali en un lugar de peregrinaje de treintañeras y cuarentonas que quieren emular a la actriz estadounidense Julia Roberts en su búsqueda de "paz interior".

Algunos locales y expatriados en Bali -los que no viven del turismo- no ven con buenos ojos a estas místicas visitantes "que se buscan a sí mismas", ataviadas con saris y libros sobre yoga.

En Ubud, situada entre campos de arroz en el corazón de la isla, transcurre la romántica historia. La primera parada obligada para las entusiastas de la película es la clínica-restaurante de la "curandera espiritual" Wayan Nuriasih, anunciada en la guía de viajes Lonely Planet como uno de los personajes que aparece en el libro y la película.

Tres mesas ocupan el recibidor-restaurante de la consulta y, junto a las estanterías de los tarros de plantas y especias y los libros de remedios y recetas, cuelgan las fotos de Wayan, Gilbert y la propia Roberts.

La curandera vive en la planta superior, junto con su hija Tutti y dos jóvenes que adoptó al encontrar abandonadas.

Desde el libro y la película, no paran de llegar clientes para probar su menú especial de multivitaminas, que incluye papaya, algas, arroz rojo o zumo de mandarina con miel y lima, por casi siete dólares o someterse a un tratamiento completo de salud de unas tres horas (unos 95 dólares).

La segunda parada, aún no anunciada en las guías de viajes, es la vivienda-consultorio de Ketut Liyer, el vidente y artista con el que arranca el peregrinaje.

"Lo mejor de Eat, Pray, Love es que es una historia real, puedes venir a Bali y visitar los mismos lugares y hablar con las mimas personas de la historia", dice Carolina, una surafricana, en el consultorio de Ketut.

"Fue muy fácil encontrar este sitio, todos los taxistas de Ubud conocen la dirección".

"Desde que se publicó el libro, he recibido muchos clientes, de Estados Unidos, Australia y Canadá sobre todo, pero también algunos de Europa y España", afirma Liyer, vestido con un turbante balinés y una falda o "sarong" amarillo.

Con gesto satisfecho tras una larga jornada de trabajo, este amable anciano entrega a una empleada del banco los honorarios que cobra por leer la mano, unos 13 dólares, y los ingresos del albergue y la galería de arte que incorporó al negocio tras el libro.

"No me puedo quejar, no me puedo quejar, definitivamente Liz me atrajo buena suerte", reconoce con una mirada algo pícara.

Muchos críticos consideran la cinta de "inconsistente y superflua", mientras que Lonely Planet califica el relato de Gilbert como "libro maldito", porque considera negativo para la ya bulliciosa Bali la avalancha de "místicas en busca de sentido" que ha provocado.