Toño, el guardián del rock, falleció
Los nuevos integrantes del mundo roquero quizá no estén enterados, pero hay una mala noticia que les trae luto. Murió el fin de semana Antonio Escobar, el loco que se le midió a organizar los conciertos de Mederock en el teatro al aire libre Carlos Vieco, por allá en la década del 80, cuando reunir a un grupo de jóvenes en torno al género encendía alarmas.
No eran los tiempos de Altavoz, del apoyo de las Alcaldías; era la época en la que Toño -como lo conocían en la escena- arañaba presupuesto. En su hogar, cerca a la glorieta de Don Quijote, aprendieron a tocar guitarra músicos como Toby, el de Ekhymosis y ahora integrante de la banda de Juanes.
Estuvo muy cerca de los grupos de la ciudad para impulsarlos en las disqueras. Fue mánager de Perseo y Ekhymosis, pero estuvo al lado de muchas otras, entre ellas Estados Alterados.
Edgar Roldán, vocalista de Perseo, lo conoció en 1987 y desde entonces lo vio trabajar por el respeto, la profesionalización y la organización del rock en Medellín.
Por eso el músico no duda que parte de la fuerza que tiene el género hoy se le debe a Toño, aunque en sus últimos años estuvo más concentrado en la pintura.
Juan Carlos Castro, amigo del promotor cultural, contó que murió el fin de semana de un paro cardiaco, a los 53 años. Por toda su generosidad con el rock es posible que se organice un acto cultural para despedir al guardián del rock. Muchos le decían "Toño p...a"; era el amigo de todos.