Tunja y alrededores prendieron la fiesta
Festejo contagioso que se extendió por todo el país. La hazaña promete celebraciones.
Justo en el instante en que Nairo Alexánder Quintana Rojas alzaba en todo lo alto el trofeo que lo acredita como el ganador de la edición número 97 del Giro de Italia, la explosión de júbilo retumbó en los cuatro puntos cardinales de los 123 municipios del departamento de Boyacá.
Llegó el momento de celebrar. Después de 21 jornadas, cargadas de fatiga, con muchos sobresaltos, en los que el ciclismo colombiano fue el gran protagonista de la "corsa rosa", empieza el capítulo de la celebración del hito más importante del pedalismo colombiano.
Entonces, los ojos se humedecen y por las mejillas de piel cobriza y curtida por el sol andino ruedan lágrimas de alegría por el sonoro triunfo de un hijo de la tierra que -a sus 24 años, y en su primera actuación-, se trajo la camiseta rosada y con ello estampa por primera vez el nombre de un colombiano en esta carrera ciclística.
El punto más alto del termómetro de la celebración llegó cuando se observó al nuevo "emperador" de Italia, en todo lo alto del podio, sosteniendo con sus poderosos brazos a su primogénita Mariana, de escasos tres meses de nacida, quien vestida toda de rosa se sumaba al homenaje universal que se le tributaba a su padre por tan sensacional hazaña.
Se improvisaron las caravanas automovilísticas en las que se destacaron los pequeños corredores montados en sus bicicletas, que esperan igualar las proezas de su ídolo y de algún día conquistar las cumbres europeas.
Lo demás fue éxtasis puro, euforia colectiva y desenfreno total en veredas, campos, ciudades y municipios del departamento de Boyacá extendido a todos los rincones del país