Un temblor dejó la vía Bogotá-Villavicencio en coma
Quedar encerrado en medio de la vía no es nada extraño para los habitantes de los kilómetros 47 y 64 de la carretera Bogotá- Villavicencio.
"Vivimos con zozobra porque en cualquier momento un derrumbe, un temblor o un vendaval nos sorprende", relata Martha Trujillo
Sobre esta vía hay cerca de 80 familias que viven y trabajan sobre la carretera.
Entre tanto, los transportadores que diariamente recorren esta carretera también se ven muy perjudicados, pese a que ellos dicen "ya estar acostumbrados".
"Estamos prácticamente resignados, porque son cosas de la madre naturaleza y ahí nadie manda. Tenemos que estar pendientes del estado de las vías y hacerle caso a las instrucciones de Policía de carreteras", cuenta el conductor Miguel Saavedra.
Tanto los habitantes de la carretera como los transportadores y quienes conocen esta vía, aseguran que la situación se agudizó desde el terremoto de 5.3 grados en la escala de Ritchter que azotó a los municipios de Quetame y Guayabetal, en Cundinamarca, el pasado 25 de mayo.
"Fue tan fuerte el temblor que dejó inestable todo el terreno. Acá siempre ha llovido, pero desde hace varios años no había tantos derrumbes", asegura, Martha Cajigas, habitante del sector.
Sobre los terrenos más afectados como los kilómetros 43, 46 y 64 permanece personal de la concesión Acoviandes.
Los cierres en la vía Bogotá- Villavicencio sobre el kilómetro 46 y 64 se mantienen desde las cinco de la tarde hasta las seis de la mañana, por lo que los conductores deben tomar las vías alternas que también están en mal estado y requieren trabajos urgentes.
Los costos
Dado que las emergencias por invierno han aumentado en la carretera Bogotá- Villavicencio, el director de la concesión Coviandes, Rafael Reyes, asegura que su labor ha sido simplemente de limpieza y drenaje.
Según Reyes se está haciendo lo que se necesita inicialmente para mantener el control sobre las vías y no permitir que los derrumbes generen mayores impactos sobre la infraestructura vial de la zona.
"El presupuesto inicial para la atención para emergencias sobre esta carretera fue de 2.200 millones de pesos, pero por la frecuencia de los desastres ese monto ya se cuadruplicó. Aún no tenemos el valor exacto porque hemos trabajado, pero no hemos hecho las cuentas", sostiene Reyes.
El director de la concesión agrega que se espera que en agosto ya se tenga un consolidado de lo que ha costado el mantenimiento de esta vía por las emergencias de las últimas semanas.
Las obras grandes que buscan una reestructuración de la malla vial tampoco se han presupuestado.
"Para ello hay que reunirnos con el Ministerio de Transporte, el Instituto Nacional de Vías (Invías) y el Inco, porque para la protección de taludes que necesita esta carretera hay que traer tecnología europea", manifiesta Reyes.
El concesionario adelanta ahora un plan para mejorar el servicio de la vía en el que se estipula drenaje, estabilización y seguridad para el usurario. Allí se tendrían que invertir cerca de 50 mil millones de pesos, sin contar con el costo de otro tipo de obras que todavía se encuentran en estudio.