Histórico

Una carta para el Niño Dios

13 de diciembre de 2009

Para la lista no hay que respirar. El aire no se necesita, en absoluto. Los regalos salen, de la cabeza de los niños, rápido, segurísimos y sin olvidar ni uno.

Y aunque ellos se la saben de memoria, porque muchos llevan casi todo un año pensando en portarse bien para saber qué le piden al Niño Dios, en los árboles ya se empiezan a ver las cartas de los pequeños, con esa letra de aprendices que todavía tienen, hechas con un amor indescriptible y en muchos colores.

¿La enviaste, Samuel? "No. Yo la puse en el árbol de Navidad", dice el pequeño, que tiene seis años. Y lo hace con su voz suave, de niño chiquito, que habla rápido.

Las cartas al Niño Dios son toda una ilusión que se hace en familia. Valeria Ramírez se la dictó a su mamá, aunque fue cortita: "Unbrilyunanilo". '¿Qué, Valeria? "Un- bri-llo y un a-nillo", repite, para que quede claro. Ella tiene cuatro años y todavía los muestra en sus deditos.

De regalos, ni qué hablar. Eso hay de todo y para cada cabeza. Muchos se pegan del televisor, otros prefieren elegir con los amigos.

María Isabel Cano va caminando por ahí, mirando cada estrellita de Navidad, mientras dice, en el idioma de los pequeños "¿puedo tocar?". Y sin embargo, cuando llega la hora de escribir, es decir, de la hoja y los colores para el Niño Dios, ella se concentra: una línea por aquí, otra por acá. Tiene dos años y esa es su carta.

"Un regalo de bailarina", traduce el papá de María, "para bailar", dice ella. Sigue pintando, como si nada.

Esas listas que no caben
La pregunta más común por estos días de los grandes es casi famosa: ¿Qué le estás pidiendo al Niño Dios?

Si le preguntan a Samuel Sánchez Rivera, él toma aire y empieza: "Un carrito de control remoto, un nintendo DS y una cajita que yo no sé como se llama que es una pistola con un pato y uno le dispara y el pato cae", explica el pequeño y luego respira.

¿Todo eso, Samuel?. "Sí", responde y no es más.

No obstante, las cartas al Niño Dios van más allá de los regalos. Los pequeños les ponen todo el cariño y, después de darle las gracias, le cuentan historias y le piden cosas, no materiales, de esas que ellos sueñan para el mundo.

Los niños, y para eso también no necesitan respirar, coinciden en que la Navidad es la mejor época del año, sobre todo, porque pueden compartir con su familia.

Valentina Carvajal escribió así, después del saludo: "Quiero pedirte paz, amor, felicidad y salud. Como regalo quiero pedirte una guitarra acústica y Life el juego de la vida".

Mateo Saldarriaga lo lleva pensando desde hace rato y aunque todavía no sabe, cree que quiere "plata o un DVD portátil, porque cuando uno viaja se siente muy aburrido, entonces es un hobby para ellos", cuenta.

Y así en sucesiva, la lista se va haciendo y hasta saliendo de las páginas. Eso sin olvidar la generosidad. Termina Valentina: "Al despedirme quiero que bendigas a todos los niños y niñas del mundo que no tienen un hogar. Muchas gracias Niño Dios".