Urán goza con el olor a multitudes
El ciclista paisa no tiene aún una definitiva sobre el Tour de Francia-100 años. Dentro de un mes sabrá de su futuro.
La melena sigue ahí, pero lo que más le gusta es el asombro con las animadas reacciones de la gente frente a sus hazañas.
El pelo largo ya lo distingue y algunos dentro del lote del ciclismo mundial le siguen el camino, y así hasta se imagina estén los muchachos de la escuela de ciclismo de Urrao, a los que visitará.
El olor a multitudes lo contagia. Tiene el fervor ciudadano en las retinas y ayer confirmó que todo a su alrededor cambió. Dentro del colectivo se refrendó el valor del ídolo que se había presentado en sociedad con motivo de los Olímpicos de Londres-2012.
El careo con la prensa fue de lo mejor para el segundo del Giro de Italia, del muchacho de 26 años que repite a diario las imágenes de la fortísima escalada a Tres Cimas de Lavaredo y que no se explica de cómo lo logró en medio del frío, la nieve y las temperaturas bajo cero. Una gesta.
Rigoberto Urán sabe muchas cosas del presente. De la insistencia del Sky para que sea el primer espada en la alta montaña del Tour de Francia-100 años. Del regreso a los duros entrenamientos que son a partir de hoy en el alto de Las Palmas y de recordar a diario, como sucedió en la etapa de la nieve, que el ciclismo es de permanente sufrimiento.
Rigoberto volvió como siempre: alegre, abierto, espontáneo y amable con sus públicos. Sabe que se debe al equipo, pero el futuro no está claro todavía, lo que se conocerá dentro de un mes, una vez termine el tira y encoge de las propuestas que maneja, entre ellas las del belga Omega-Pharma.
El ganador de la décima etapa del Giro de Italia está extrañado con lo que sucedió con los colegas Danilo Di Luca y Mauro Santambrogio, quienes dejaron controles adversos. "Eso nos golpea a todos, afecta. Hay que respetar el trabajo de la familia del ciclismo", advirtió en medio de la catarata de respuestas, todas francas, sin elusivas o frenazos en seco.
Hasta hubo tiempo de hablar sobre los 23 kilos que perdió y recuperó en el día a día durante tres semanas, con el gasto de 6.000 calorías. Pero el cabello largo sigue ahí y así será por mucho tiempo. Ese es su santo y seña en la carretera.