Uribe logró consolidar una oposición contundente
Con más de dos millones de votos, el Centro Democrático es la segunda fuerza en el Congreso, luego del Partido de la U.
Es claro que la figura del expresidente Álvaro Uribe Vélez tiene gran peso mediático, lo mostró con la votación que el Centro Democrático logró: 2.029.529, casi con el 15 por ciento (14,95%) del total de la votación al Congreso, 20 curules. Y aunque el Partido de la U lo sobrepasó (2.152.703 de votos), lo del expresidente, liderando una campaña como protagonista y en contra del Gobierno, demostró que los electores creen en sus proyectos.
Los que creen en su proyecto, que sintetizó ayer mismo en un discurso en el hotel San Fernando Plaza, de Medellín: "Estamos aquí para responder y enmendar por el deterioro de la seguridad, la desmotivación de las Fuerzas Armadas, las señales de duda en la inversión, el estancamiento social, el derroche de los recursos públicos, la falta de gobierno que escuche bien a los sectores sociales y productivos. Estamos aquí para enfrentar el riesgo del Castrochavismo".
Cuando Álvaro Uribe Vélez advirtió que Juan Manuel Santos no era la continuidad, como lo había prometido, de sus ideas políticas ni de la seguridad democrática, y que, además, estaba dialogando con las Farc a espaldas de la opinión pública, decidió ser la oposición.
El 5 de julio de 2012 en el club bogotano El Nogal, en un homenaje al exministro Fernando Londoño luego del atentado que sufrió en la capital y del que salió ileso, empezó lo que hoy es el Centro Democrático. Aquella noche, el expresidente dijo: "Soy consciente de que necesitamos acción política, debemos emprender recorridos. Estamos en la lucha y esperamos que nuestros futuros candidatos salten a la arena".
Miguel Silva, politólogo de la Universidad Pontificia Bolivariana (UPB), dijo que lo primero que gana el expresidente llegando al Congreso, y con una votación tan abultada, es vigencia política, porque va a tener capacidad de incidir de manera directa en la agenda legislativa, ya no como un mero opinador desde las redes sociales, "podrá incidir y meter nuevos temas, ganará más influencia".
Su voz estará presente en los debates sobre el proceso de paz, en temas de la soberanía como lo que tienen que ver con Venezuela, Cuba o Nicaragua, "ganará la voz para todo eso, pero se hará más vulnerable a la crítica", afirmó Silva.
Pero no todo le sumaría puntos, piensa el experto: "Pierde imagen, como ha mostrado la última encuesta de Gallup, y más en una institución tan desprestigiada como el Congreso, es probable que esa mala imagen lo acompañe, es un riesgo para administrar su capital político, que se puede venir abajo".
Juan Carlos Gómez, director del Observatorio de Medios de la Universidad de La Sabana, aseguró que es más lo que pierde que lo que gana: "Hay que partir de una circunstancia de que el expresidente, como expresidente, tiene un puesto ya dentro de la opinión pública que se ha ganado por lo que fue y por cómo entendió el momento histórico que vivía el país, pero ahora será un senador más".
Esa visión que tuvo del país en 2002, dijo Gómez, puede ser ahora un problema, porque esa "postura de mano firme y corazón grande es diferente a la posición de los colombianos, hoy se apoya el proceso de paz, tal vez no estén de acuerdo con lo que se negocia allí, pero se apoya, es un momento diferente del país y eso lo llevaría a desgastarse mucho en el Congreso".
La diferencias con el Gobierno han llevado a conjeturas de una posible unión del expresidente con el Polo Democrático para ser oposición, sin embargo, el exmagistrado Carlos Gaviria, dijo que esto es imposible "porque el Polo es verdadera oposición a Santos, mientras Uribe no se va a oponer a sectores económicos y modelos de desarrollo del Gobierno"