Histórico

Uribe y Cepeda, un debate de señalamientos

Durante 10 horas se prolongó el debate sobre el derecho de las víctimas del paramilitarismo a la verdad. Muchas acusaciones y pocos hechos nuevos.

17 de septiembre de 2014

Los viejos vicios de la política de descalificar con insultos más allá de los argumentos y hacer señalamientos con pruebas supuestas fueron protagonistas del publicitado debate que citó el senador de izquierda Iván Cepeda contra el expresidente y senador Álvaro Uribe Vélez, con el propósito de establecer sus presuntos nexos con el paramilitarismo.

Al final de la extensa jornada, de diez horas de intervenciones, las esperadas revelaciones sobre nuevos hechos que involucrarían a Uribe con el accionar de los grupos de autodefensa no aparecieron.

Cepeda sacó a flote el pasado de Uribe desde que este hizo su aparición en la política en los años 80 e incluso fue más allá y lo vinculó con actos que supuestamente realizó su padre con personajes relacionados con el narcotráfico.

Cepeda, del Polo Democrático, utilizó en su denuncia videos, grabaciones, testimonios y numerosos documentos, algunos de ellos con montajes de fotografías para relacionar al expresidente con narcos y paras.

Desde la otra orilla
De entrada el senador Uribe afirmó que el presidente Juan Manuel Santos respaldaba el debate en su contra. Sin embargo, tampoco en su exposición demostró que el mismo obedeciera a una campaña articulada desde el Gobierno, aliado con grupos ilegales, para desprestigiarlo con "este nuevo evento difamatorio".

En la discusión salieron a flote sentimientos de odio y discursos que reflejaron la falta de preparación intelectual para este tipo de episodios de algunos padres de la patria. Hubo momentos en que el recinto parecía más bien una cantina pueblerina en la que se rompía el ambiente con expresiones como "sanguijuela de alcantarilla", "cobarde", "sinvergüenza", "bramidos espantosos"...

Al final, como dijeron los senadores Carlos Fernando Galán, de Cambio Radical, y Luis Fernando Velasco, del Partido Liberal, si bien el debate revive un capítulo de una historia que el país no ha superado, en el Congreso no se van a descubrir esas verdades porque es la justicia la que tiene que determinar el grado de responsabilidad que les asiste a quienes participaron y auspiciaron el surgimiento de los grupos paramilitares.

Galán recordó que solo hasta hoy se han dado 16 condenas en el marco de Justicia y Paz, mientras que la senadora Claudia López, de la Alianza Verde, volvió a traer a colación que un 35 por ciento del Congreso de 2002-2006 fue elegido por el paramilitarismo, al igual que más de ocho gobernadores, decenas de alcaldes y concejales.

López, en su primera intervención a pulmón batiente señaló a Álvaro Uribe, de ser "el único colombiano que llegó a la Presidencia a nombre de la parapolítica", afirmación que no ha sido probada por la justicia.

Desde el lado del uribismo, se planteó que quienes orquestaron el debate igual tendrán que responder por su cercanía a la guerrilla y sus métodos de combinación de todas las formas de lucha como lo afirmó el senador José Obdulio Gaviria, del Centro Democrático.

Cepeda y su recuento
Cepeda basó su exposición en un recuento de la vida política del expresidente Uribe, desde su época como director de la Aeronáutica Civil, pasando por su calidad de congresista, alcalde de Medellín, gobernador de Antioquia y Jefe de Estado.

El senador volvió a ventilar que en la gestión de Uribe en la Aeronáutica habría otorgado licencias de operaciones a aeronaves que estuvieron asociadas a actividades del narcotráfico. Retomó el sonado caso del helicóptero que perteneció a Alberto Uribe, padre del expresidente, destruido por la guerrilla el día de su asesinato y cuyos restos aparecieron luego en Tranquilandia, un complejo coquero de Pablo Escobar.

Cepeda volvió a hablar de la supuesta relación comercial que habría sostenido Jaime Uribe, hermano del senador, con los Cifuentes Villa, a través de la Ganadería La Sorgüita, una sociedad en la que aparecían como miembros de la junta directiva y que figura en la Lista Clinton. En esa misma relación, detalló que Bioforestal, empresa del mismo grupo familiar, en extinción de dominio, recibió 1.054 millones de pesos del programa Agro Ingreso Seguro

Cepeda relacionó, una vez más, el nombre del expresidente Uribe con el banquero Luis Carlos Molina Yepes, a quien las autoridades vincularon como el enlace financiero de Escobar y uno de los condenados por el asesinato de Guillermo Cano, director de El Espectador.

Dijo que el expresidente fue miembro de la junta directiva de Comfirmeza, de propiedad de Molina Yepes, en marzo de 1983.

Continúo su relación de hechos y presuntos nexos del senador Uribe con narcotraficantes y paramilitares con la exposición de testimonios de personajes como Salvatore Mancuso y Diego Fernando Murillo, rendidos en el marco de Justicia y Paz, en los que vinculan al expresidente como supuesto auspiciador de grupos paramilitares, utilizando imágenes mezcladas de las Convivir con rostros de encapuchados de las Auc.

Cepeda dijo que la justicia colombiana necesita determinar tres cosas: "si en el entorno de Álvaro Uribe ha funcionado activamente un aparato criminal que ha ido mutando en el tiempo y qué es responsable de toda clase de crímenes de lesa humanidad. También es necesario demostrar e investigar si esos crímenes han sido cometidos bajo patrones y estrategias de carácter criminal y, por úlltimo, si esa criminilaidad es de una cadena incesante de hechos en los que se han producido unos crímenes y luego otros para tapar y encubrir los primeros".

Uribe y su defensa
El expresidente y senador Uribe no estuvo presente durante la intervención de Cepeda, pues se retiró para radicar ante la Corte Suprema las pruebas que dijo tener "en relación con este nuevo evento difamatorio promovido por el grupo terrorista de las Farc, sus aliados de siempre, los paramilitares, sus nuevos secuaces, sus antiguas víctimas, publicitado por Telesur y Canal Capital, medios de comunicación serviles del terrorismo, coordinado por el Presidente de la República".

Transcurrida una hora, regresó al recinto para asumir la defensa no solo de él sino también la de su familia, de la que dijo ha sido víctima de persecusiones permanentes "de los grupos terroristas y de este gobierno".

Explicó, como lo ha hecho en reiteradas ocasiones, que el helicóptero que era de su padre fue vendido en ruinas "y nunca se utilizó" posterior al crimen. Y aclaró, que hay certificación de la Aeronáutica de que el helicóptero "que se halló en poder de Escobar, entró al país meses después del asesinato de mi padre".

"Ahora dicen que me robé documentos" de la Aeronáutica para supuestamente ocultar sus acciones, ante lo cual pidió pruebas de esas presuntas irregularidades.

Al hablar sobre su presunta relación con Molina, quien fue involucrado en el crimen de Cano, el expresidente elevó el tono, defendió su amistad con Cano y documento en mano negó que haya pertenecido a la junta directiva de Comfirmemos, "pues nunca acepté esa designación".

En relación a las acusaciones contra su hermano Santiago reiteró que es una investigación que aún no ha sido resuelta, caso contrario a lo que ocurrió con el hoy vicepresidente Germán Vargas, a quien rápidamente le archivaron el proceso que se le adelantaba por hecho relacionados con apoyos a grupos paramilitares en Córdoba y Casanare.

También puso en duda la credibilidad del hoy ministro del Interior, Juan Fernando Cristo, porque en el pasado hubo una denuncia sobre una supuesta entrega de cheques del cartel del Valle, en el que habría particiado el funcionario. Y aseguró que no cree en él tampoco porque después de pedir protección cuando "Ramiro Suárez lo iba a matar, y lo protegimos, después fue su aliado político".

Las convivir
Uribe defendió la puesta en funcionamiento de las convivir porque, dijo, siempre ha creido en la colaboración ciudadana con las Fuerza Militares para preservar la seguridad. Y agregó que las mismas fueron creadas por el Gobierno Nacional. En su gestión presidencial, recordó, que con el apoyo de la red de cooperantes, que alcanzó una cifra de 4.600.000 personas, logró establecer la seguridad democrática. Y gracias a ella, las mismas autoridades pudieron adelantar las investigaciones de parapolítica y se logró desmontar el paramilitarismo.

Negó una vez más, haber sostenido reuniones con Salvatore Mancuso y mucho menos en el Ubérrimo, la finca de su propiedad.

En cuanto a la extradición, de la que dijo Cepeda que Uribe había ayudado a desmontar para servirle al narcotráfico, el expresidente indicó que su única participación como senador en el mencionado "narco-mico" fue la de proponer que si se iba a aprobar un referendo sobre ese tema se hiciera en fecha distinta a las de las elecciones.

Recordó que en su campaña por la reelección salió a desautorizar cualquier llamado que se hubiera hecho desde los grupos paramilitares para apoyarlo. "Lo que no hizo el presidente con las Farc y las bacrim".

Y sobre Mancuso agregó que hay muchos testigos, de los que espera algún día le ayuden en su defensa, que han asegurado que están siendo amenazados para que mantengan las denuncias en su contra.

Al finalizar su intervención, Uribe anunció que entregó dos pruebas de dos personas que aseguran que Cepeda pretendía que grabaran unos testimonios "en los que dijeran que yo había estado involucrado en el caso de un guerrillero que fue dado de baja en Vegachí por el Bloque Metro y que dijera que mi hermano Santiago y yo estábamos en la finca y que yo había ordenado que lo mataran".

Y remató acusando al presidente de la Comisión II, el senador Jimmy Chamorro, de haber recibido unos cheques de los carteles de la droga.

De lado y lado
Una vez culminó su intervención, Uribe y gran parte de la bancada del Centro Democrático se retiró del recinto.

El ministro del Interior calificó esta decisión como una cortina de humo para evadir el debate y responder a un cuestionario "plenamente justificado (...) Esto que ha sucedido, levantarse impunemente y abandonar el recinto, es la estrategia que utilizó durante ocho años de gobierno, no responder y salir huyendo".

Paloma Valencia, del Centro Democrático, dijo que este debate era "una clara expresión de un gobierno que persigue y acusa a la oposición".

José Obdulio Gaviria afirmó que Cepeda tiene mucho qué responderle al país porque "representa un proyecto que combina la violencia terrorista con la violencia política" y que tiene como "obsesión permanente la muerte de Álvaro Uribe". Su argumentación la basó en textos que recogen el pensamiento de ideólogos del Partido Comunista que criticaron la opción del secuestro como método de financiación, que fue aceptada en su momento por Manuel Cepeda, padre del senador citante y "cuyo frente más sanguinario de las Farc lleva su nombre".

Horacio Serpa, senador liberal, criticó que Uribe se haya ausentado del debate. "Me desilusionó porque creí que era el gallo de pelea".

Rencillas y odios
Frente a lo ocurrido en el Congreso, Iván Garzón, profesor de la Universidad de la Sabana, indicó que "es muy preocupante que con todos los problemas estructurales que tiene el país, la agenda del Congreso esté centrada en hacer un juicio político a un gobernador que ejerció hace 20 años".

Indicó que después de este debate "queda muy difícil dudar de que la agenda en buena parte, del santismo, es criminalizar a la oposición y específicamente, intentar generar hechos políticos para realizar un juicio penal a Álvaro Uribe".

Agregó que "es el triste espectáculo de una clase política enredada en sus propios problemas y en sus propios odios y rencillas personales".

A su jucio, "es grave que el Congreso se preste para esto y que la respuesta siempre termina en los mismos términos. Ya el Centro Democrático anunció un debate sobre la farcpolítica y, en este sentido, contribuye a la judicialización de la política. Los responsable de estos asuntos, no se dan cuenta de todo el daño institucional que esto genera".