URIBITO ¿EL PRÓFUGO?
Andrés Felipe Arias, "el más uribista de todos los uribistas", pasó de ser el ideal presidenciable, a condenado por hechos graves.
"Uribito", como todos lo llamaban, unos para criticarlo y otros para alabarlo, era en lo bueno como el expresidente, y en lo malo también. Incluso, en una recordada entrevista en Teleantioquia, el entonces presidente Álvaro Uribe Vélez dijo que Andrés Felipe era una copia mejorada de él. Y eso parece cierto.
Con ese llamado Arias se dejó visualizar como el sucesor de Uribe para las presidenciales del 2010, y aunque perdió su precampaña, lo posicionó como uno de los indudables candidatos para el 2014.
Todo eso cambió súbitamente por la investigación de Agro Ingreso Seguro.
Muchos han criticado la investigación, el proceso y la condena de la justicia en su contra diciendo que es un ajuste de cuentas político. Es más, algunos sectores han dicho que la condena es más política que jurídica.
Errado.
Y eso lo demuestra la sanción de la Procuraduría por los mismos hechos el 19 de julio del 2011, que, en cabeza de uno de los peones más leales del Uribismo, Alejandro Ordóñez, lo inhabilitó por 16 años para ejercer cargos públicos, lo que para el exministro era igual a cuatro periodos presidenciales. Una muerte política.
Después vino la sepultura jurídica. La Corte Suprema de Justicia lo responsabilizó por los delitos de celebración de contrato sin cumplimiento de requisitos legales y peculado por apropiación a favor de tercero en el caso de AIS.
La condena es congruente con la inhabilidad dictada por la Procuraduría, es decir, una sentencia en lo jurídico. Así de claro y así de sencillo.
Sin embargo todo parece indicar que el más uribista de los uribistas se voló del país y no se someterá a la justicia a pagar su sentencia.
Ojalá no sea así, pero los hechos muestran lo contrario. El 13 de junio, después de que en algunos medios empezara a circular la versión de su inminente condena, los guardaespaldas de Uribito perdieron su rastro.
Ese mismo día viajó fuera del país, y aunque se supone que los protegidos deben notificar a sus esquemas de seguridad de cualquier desplazamiento, pasaron tres días hasta que uno de los responsables de esa misión indagó por él con los vecinos del edificio donde Arias y su familia pasaron los últimos meses.
De esa manera se comprobó que el alfil del uribismo de más alto perfil, y su familia, habían dejado el apartamento en la noche sin avisarle a nadie y desde ese momento empezaron a llegar camiones y personas para sacar las cosas de su residencia.
Las dudas son muchas. Y están alimentadas por los antecedentes de otros miembros del gobierno de Uribe que han preferido evadir la justicia, como la exdirectora del DAS María del Pilar Hurtado y del exalto comisionado para la Paz, Luis Carlos Restrepo.
Por esto la opinión pública podría malinterpretar que es una práctica del expresidente Uribe promover la evasión de la justicia de sus allegados, ya que, de no volver al país, la decisión de Uribito de volarse y convertirse en un prófugo de la justicia, tendría que haberse dado con la bendición de su patrón político y espiritual. ¿O no?