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A la cárcel integrantes de una red que explotaba sexualmente a colombianas en España

Las mujeres eran golpeadas, recibían un alimento al día, y estaban en hacinamiento.

Periodista digital con interés en periodismo de datos, medio ambiente, genero y derechos humanos.

16 de diciembre de 2022

Esta semana fue desmantelada por la Policía de España una red de explotación sexual con el arresto de tres personas y el rescate de siete de las víctimas, todas colombianas.

Las mujeres eran obligadas a ejercer el trabajo sexual en las habitaciones de una vivienda, donde eran sometidas a todo tipo de maltratos, las encerradas durante horas. Las víctimas, principalmente, eran de nacionalidad colombiana.

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El modus operandi de esta organización dedicada a la explotación sexual y la trata de personas solía contactar a mujeres de bajos recursos, y con serios problemas económicos. Les ofrecían un pago de aproximadamente 1.500 euros a la semana, para trabajar supuestamente con personas de alto nivel adquisitivo en España. Así lo informaron las autoridades.

La operación se desarrolló en las provincias de Madrid, Alicante –al Este–, donde detuvieron a dos personas, y en Toledo –en el Centro–, se produjo la tercera detención. Dos de los detenidos están en prisión por orden judicial.

La organización operaba desde San Pedro del Pinatar –al sureste–, pero también estaba presente en Alicante y Toledo, en donde obligaban a sus víctimas a ejercer la prostitución para saldar la deuda contraída por el viaje, lo que les permitía someterlas a condiciones inhumanas.

Las víctimas eran controladas a través de cámaras de vigilancia, amenazadas con palizas si se negaban a mantener relaciones sexuales con los clientes, y recibían solo una comida al día. Además, sus agresores se hacían pasar por las víctimas en los chats de mensajería instantánea, en el momento en que alguien solicitaba sus servicios, y fijaban el precio.

Además, eran obligadas a ofrecer sustancias psicoactivas a los clientes, principalmente cocaína, o marihuana. En los momentos en los que la Policía se presentaba a la propiedad donde operaban, debían hacerse pasar por personas que alquilaban habitaciones.

Las recluían en una misma habitación, tanto para realizar los servicios sexuales, como para dormir. A veces tenían que compartir la cama.