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Dar la cara a la migración, el reto

150 países acogieron el Pacto Mundial para la Migración de la ONU. La iniciativa no es vinculante.

Periodista egresada de la facultad de Comunicación Social - Periodismo de la Universidad Pontificia Bolivariana.

11 de diciembre de 2018

No sucumbir al miedo a la migración y buscar un pacto común, esa fue la apuesta de Naciones Unidas que ayer consiguió la aprobación de 160 de los 193 estados miembros de la organización tras una conferencia intergubernamental que se realizó en Marruecos. Con esto, ahora el mundo está a pocos días de contar con un Pacto para la Migración, que será ratificado el próximo 19 de diciembre en la Asamblea General de Naciones Unidas.

Su propósito es “fomentar la cooperación internacional sobre la migración entre las instancias pertinentes, reconociendo que ningún estado puede abordarla en solitario, y respetar la soberanía de estos y sus obligaciones en virtud del derecho internacional”.

Entre sus 23 objetivos están facilitar la migración segura, ordenada y regular, minimizar los factores adversos y estructurales que obligan a las personas a abandonar su país de origen, reforzar la respuesta transnacional al tráfico ilícito de migrantes y, tal como lo señalaron durante su presentación, “salvar vidas” de las personas que se ven obligadas a abandonar sus países de origen por crisis humanitarias, gobiernos dictatoriales y guerras.

Sin embargo, el pacto tuvo sus detractores tras la negativa de adherirse a él naciones que son foco de migraciones como Australia y Estados Unidos. Además, analistas indican la importancia de este al resaltar que es un pacto, más no un tratado: “Es un instrumento que no es vinculante, pero demuestra un compromiso por parte de los estados sobre lo que se entiende por migraciones”, explica Carlos Arévalo jefe del Departamento de Derecho Internacional de la Universidad de la sabana.

Para el experto, no es la primera vez que un instrumento no vinculante ayuda a desarrollar consenso sobre un tema y explica que en el derecho internacional, cuando una serie de estados se acogen a este tipo de iniciativas, estas pueden convertirse en una costumbre e incluso servir de ejemplo para que aquellos estados que, en un principio, no se acogieron al pacto, decidan implementar políticas similares.

Conseguir, entonces, un Pacto para la Migración, es un logro, especialmente, en un periodo como este en el que hay diversos focos de migración en todo el mundo (ver gráfico), la cantidad de personas refugiadas está en aumento y una serie de países como Italia, Hungría o Estados Unidos que mantienen su deseo de cerrar las puertas a estas personas. “El hecho de que 150 países de los 193 que componen la ONU se sumaran a este pacto es una muestra de que es una realidad que es incontrovertible, no solamente para los estados que han sido de origen, sino los países que también son de destino”, asegura María Teresa Palacios, directora del Grupo de Derechos Humanos de la Universidad del Rosario.

El pacto da libertad a los países de configurar su política migratoria interna ya que uno de sus pilares es el respeto a la soberanía de los estados, “que ha sido una limitación para el progreso y el avance de los derechos de los migrantes”, asegura Palacios.

Colombia fue uno de los firmantes. Para Jozef Merkx, representante de Acnur en el país, “es importante que estemos en el pacto porque necesitamos una migración ordenada y regular” y asegura que los venezolanos serán los beneficiados. Entonces, el mundo da un paso para enfrentar la crisis migratoria del Siglo XXI, realidad de la que no escapa ningún continente.