El riesgo de ser un párroco en Bagdad
Luis Esteban Montes relata lo que enfrentan los católicos en Irak, donde los radicalismos lo ven como amenaza.
Hace 20 años, cuando el sacerdote argentino Luis Esteban Montes salió de la provincia de Buenos Aires y se aventuró en Medio Oriente con la misión de asistir en un lugar difícil, a donde nadie quisiera llegar, encontró que la región tiene tanto de similar como de opuesto con América Latina.
“Como los árabes, somos gritones, impuntuales y familiares. Nos entendemos bien, pero en esos países no hay libertad religiosa, uno aprende la lengua, pero a veces no tiene sentido, porque en Irak un sacerdote como yo no puede predicar”, advierte Montes, quien llegó a Bagdad hace cinco años después de haber pasado por Jordania y Egipto.
Ahora, como párroco de la Catedral de Bagdad y como director espiritual en el seminario de Erbil, al norte del país, pide que el mundo mire a los católicos, los enemigos más claros del Estado Islámico y de otras facciones del islamismo radical.
¿Cómo es dirigir la Iglesia Católica en un país con el 98 % de población musulmana?
“Aunque para ellos somos infieles y politeístas, nunca he recibido un mal trato de un musulmán en mi barrio. Ellos aprecian que ayudamos a los refugiados, a los discapacitados y a los ancianos, porque en el Islam ese tipo de atención da lástima. Ahora, aunque dentro de la iglesia podemos hacer lo que queramos, nunca permitirán algo afuera, ni una procesión, hay requisa al ingreso y todo está custodiado por guardas las 24 horas. Si un musulmán se quiere convertir en Irak, lo pueden matar y me pueden matar a mí”.
¿Entonces quiénes
son sus fieles?
“Los cristianos eran una minoría fuerte antes de la invasión de Estados Unidos y de una coalición de países en 2003. Eran un millón y medio y ahora solo somos 300.000. De hecho, en mi iglesia había dos coros y ahora tuvimos que fusionarlo en uno de 10 miembros. Muchos se fueron, pero muchos también murieron. Y es que hay meses en que hay más de 100 atentados en Irak, y hay veces en que tenemos hasta 20 atentados al día”.
¿Y usted cómo convive con 20 atentados al día?
“El hombre se acostumbra a todo, pero evidentemente la tensión existe, porque allá está todo mal, no solo por los atentados. En verano, la temperatura puede llegar a 55 grados centígrados, tenemos burocracia, corrupción, la ciudad con bloques de cemento por todos lados como medida de seguridad. Todo está mal, pero nosotros estamos por eso, por el sufrimiento. Ninguno de los que estamos ahí nos queremos ir”.
¿Ni siquiera ante el ingreso del Estado Islámico al país?
“Ni siquiera. Durante los últimos 16 años en Irak han secuestrado, matado y torturado a sacerdotes; han profanado y dinamitado iglesias; han pasado aplanadoras sobre las cruces de los cementerios católicos, y han crucificado y enterrado a niños vivos. Si todo esto sucede, todo lo demás es posible. Cuando no se puede rezar tranquilo, ya no hay vida”.
¿Y cuál ha sido el motivo de esta cacería de católicos?
“Es sobre todo un problema político, porque en el Islam la política no está separada de la religión, y en semejante caos el principal enemigo son los cristianos y luego todos los que no piensan como ellos. Por eso no hay que pensar en el EI como único responsable. Hay cientos de grupos, y es el colmo que los llamados rebeldes moderados reciban ayuda de Occidente. Lo que sucede es que a nadie afuera le importan los católicos”.
¿Cree entonces que esa religión está condenada a desaparecer en Medio Oriente?
“Humanamente hablando, si esto no cambia, en 10 años nos vamos a quedar con 10.000 fieles. La solución no sería tan difícil, pero nadie la quiere hacer: hay que erradicar al Estado Islámico, dejar de apoyar a esos falsos rebeldes moderados, dejar de meterse en políticas de sus países y apoyar su reconstrucción”.
¿Eso es opuesto a la invasión de la llamada Coalición Internacional en Siria e Irak?
“Sí, totalmente. Es una vergüenza. Occidente invadió Irak y lo dejó destruido, y encima no quiere reconocer nada y entran a Siria. Todos los días pasan camiones del Estado Islámico con petróleo crudo desde Siria hacia Turquía, todos los satélites lo tienen que haber registrado, pero nadie dice nada, aunque Erdogan diga que quiere destruir al grupo”.
Parece que el mismo silencio se reprodujera con los refugiados...
“Es que es complicado. Uno no puede dejar morir a alguien que está en la puerta de la casa, pero también hay que pensar en políticas ordenadas. Por ejemplo, aunque están nadando en petróleo, no hay ninguna presión a los países del Golfo Pérsico para que reciban a los refugiados, que son de su misma religión y hasta de su misma etnia. En cambio, Turquía está chantajeando a la Unión Europea con la alianza que firmaron, mientras se infiltran como refugiados en Francia y Alemania verdaderos terroristas”.
Y tampoco han terminado de reconstruir Irak, como lo prometieron...
“No, es que no hay ninguna reconstrucción de Irak. Irak está todo destruido. Llevamos más de 10 años sin energía. Es un país en caos. Se ha transformado en un inmenso testamento de terroristas. Lo que han hecho es un crimen impresionante. Donde la Coalición Internacional ha entrado, ha causado desastres. Tenemos testigos directos que pasaban caravanas con militantes del Estado Islámico por Siria, y los aviones de la Coalición los sobrevolaron pero no hicieron nada. Están haciendo un simulacro de guerra para generar miedo. Es una locura”.