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Kabul se enfrenta a una catástrofe hídrica: la ciudad podría quedarse sin agua para 2030

El cambio climático, la mala gobernanza y el rápido crecimiento urbano amenazan con dejar sin agua a siete millones de personas en la capital afgana.

07 de julio de 2025

Kabul, la capital afgana con más de siete millones de habitantes, podría convertirse en la primera ciudad moderna en quedarse completamente sin agua en los próximos cinco años, según un alarmante informe de la organización internacional Mercy Corps.

Según el reporte, los acuíferos subterráneos de la ciudad han descendido entre 25 y 30 metros en la última década debido a una combinación de cambio climático, urbanización descontrolada, gobernanza deficiente y sobreexplotación de recursos. Actualmente, la extracción de agua supera la recarga natural en 44 millones de metros cúbicos por año.

El informe advierte que, de continuar esta tendencia, todos los acuíferos de Kabul podrían secarse para el año 2030, provocando el desplazamiento forzado de hasta tres millones de personas. La situación ya es crítica: casi la mitad de los pozos de la ciudad están secos y hasta el 80 % del agua subterránea es considerada insalubre por su alto contenido de residuos, salinidad y arsénico.

“La escasez de agua es uno de los problemas más graves que enfrenta Afganistán”, afirmó Nazifa, maestra y residente del barrio Khair Khana para Al Jazeera. Muchos hogares gastan hasta el 30 % de sus ingresos en agua, mientras empresas privadas extraen el recurso de pozos no regulados para revenderlo a precios inflados.

La infraestructura hídrica de Kabul también está colapsada. De los 310.000 pozos perforados en todo el país, unos 120.000 se concentran en Kabul, muchos de ellos sin regulación ni mantenimiento adecuado. Mientras tanto, proyectos clave como el acueducto del río Panjshir o la presa Shah-toot se encuentran paralizados por la falta de financiación y el aislamiento internacional tras la llegada de los talibanes al poder.

“La crisis ya está más allá de la capacidad de las autoridades de facto”, advierte Assem Mayar, experto en recursos hídricos para Al Jazeera. “Kabul carece de una gobernanza sólida y no puede enfrentar esta situación sin apoyo externo”.

Organizaciones como Mercy Corps y la ONU alertan que se requiere una inversión urgente en infraestructura sostenible, proyectos de recarga de acuíferos, control de pozos ilegales y acceso equitativo al agua. Sin embargo, las sanciones internacionales y los recortes a la financiación humanitaria obstaculizan cualquier avance.

“El agua no puede seguir siendo rehén de la política”, concluyó Nazifa. “Este es un derecho humano. Pero mientras las flores de mi jardín se marchitan, seguimos esperando que alguien escuche”.