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Europa perdió a su prensa libre por el terrorismo

Un informe revela que el terrorismo y las leyes para controlarlo amenazaron en 2015 el ejercicio de informar, sobre todo en Francia.

28 de abril de 2016

El ataque al semanario satírico francés Charlie Hebdo, el 7 de enero de 2015 , invirtió sorpresivamente la idea de que la prensa europea gozaba de plenas libertades.

La incursión de dos encapuchados a la sede de la publicación, en cuyas páginas hay fuertes críticas al islam, y el asesinato de 12 personas, entre los que había cuatro afamados dibujantes (Charb, Cabu, Wolinski y Tignous), cuestionó sobre qué tan blindado está el periodismo del Viejo Continente.

Un año después, Freedom House, una ONG estadounidense dedicada a la promoción de la libertad de prensa y la democracia, publicó su informe anual y alertó que el atentado, que despertó manifestaciones en todo el mundo, convirtió a Francia en el segundo país con más periodistas asesinados (8) en 2015, solo detrás de Siria, que registró 14.

El informe, que evaluó a 199 países con una puntuación entre el 0 (máxima libertad) y el 100 (mínima), reveló que en ese continente la libertad de prensa disminuyó más que en cualquier otro territorio en la última década.

Así las cosas, la evaluación muestra que si bien el 66 % de la población europea vive en países donde la prensa es libre, el 21 % tiene una prensa parcialmente libre y un no despreciable 13 % carece de ese derecho.

No solo lo sucedido con Charlie Hebdo explica los resultados. En Turquía, el Gobierno se vale de las amenazas a la seguridad para intensificar su mano dura contra los medios, con leyes que le permiten detener a periodistas “críticos” y deportar a quienes informen de la insurgencia kurda, el conflicto sirio y el movimiento Gülen.

En Serbia, Bosnia y Macedonia preocupan las agresiones, incluso físicas, a quienes indagan sobre corrupción gubernamental, mientras en Hungría la Policía agredió a siete reporteros que cubrían enfrentamientos entre refugiados y las autoridades.

Miguel Martínez, coordinador de la línea de investigación en Europa de la Universidad Externado, explica que más que una situación generalizada, lo que sucede en Europa es que en los últimos años se han posesionado gobiernos de ultraderecha, como es el caso de Polonia y Hungría, que han aumentado los controles al ejercicio del periodismo.

Para él, lo que sí es claro es que varios gobernantes, incluida la alemana Ángela Mérkel, “están intentando moderar el tono en el periodismo para evitar más represalias de oriente, por ejemplo”. A esto se suma que, al ser Europa “el adalid de la libertad”, cualquier censura que resulte de la coyuntura actual del continente, será fuertemente reprochada y se evidenciará más en los informes.

Según dijo Vanessa Tucker, vicepresidenta de Análisis de Freedom House, en el informe de 2016 hay “patrones únicos que son particularmente preocupantes”. Refiriéndose a Europa afirmó que las libertades para los medios en algunas de las democracias más fuertes soportan la presión de Gobiernos preocupados por la seguridad. Por ejemplo, en Francia, España y Reino Unido se propusieron leyes restrictivas en nombre de la seguridad pública, que se adoptaron en los dos primeros países, mientras que la inglesa sigue en discusión.

La violencia amenaza

“En ciertos lugares del mundo, sin exagerar, el periodismo está en peligro, y en algunos está casi a punto de la extinción”, continuó Tucker durante la presentación del informe de Freedom House en Washington.

Y es que el documento muestra que la libertad de prensa en 2015 registró su mínimo en 12 años, sobre todo por las dificultades que imponen los conflictos armados, el terrorismo, el autoritarismo, el crimen organizado y el populismo al ejercicio de informar.

Evidencia por ejemplo que solo una de cada 7 personas del mundo vive en países donde la cobertura de las noticias políticas es sólida, se garantiza la seguridad de los periodistas, la intromisión del Estado es mínima y a los periódicos no se les ofrecen prebendas a cambio de priorizar ciertas corrientes o temas en sus agendas.

La mayoría de países con los peores resultados de libertad de prensa (ver infografía) tienen en común que se encuentran en medio de conflictos armados. Sobre esto, Gilberto Ortiz, director del Observatorio de Libertad de Expresión de la Universidad del Rosario, expone que los territorios donde persiste la violencia o donde los índices de esta han aumentado, la primera víctima es la verdad. Por eso, explica que el deterioro del clima social en Venezuela, México, Guatemala o Siria afectan en primera instancia el trabajo de divulgar las distintas expresiones o de hacer críticas abiertas.

Sobre los cinco países americanos que no tienen prensa libre (México, Honduras, Cuba, Ecuador y Venezuela), Ortiz dice que en los tres últimos el Gobierno es la principal fuente de presión. “Más que un deterioro de la seguridad nacional, hay una clara y abierta intromisión estatal hacia la tarea de informar, que llevan a la censura y a la autocensura, con el agravante de que no hay vías para proteger a los agredidos”, añade.

De los dos primeros, en cambio, anota que el crimen organizado y la corrupción han marcado la pauta y han hecho difícil para un periodista hacer bien su trabajo. “Necesitan fuentes oficiales para balancear la información, pero estas muchas veces están infiltradas por el narcotráfico”, resalta, y agrega que tanto en esos países como en Colombia, la mayoría de agresiones y amenazas ocurren en medios alternativos, desprotegidos del Estado.

Al respecto, Jonathan Bock, coordinador de Protección de la Fundación para la Libertad de Prensa (Flip), sostiene que dentro de las 184 amenazas y agresiones que se presentaron en 2015, los medios regionales sufrieron la mayor afectación, con el agravante de que en el 97 % de los casos hay impunidad, “lo que manda un mensaje intimidante hacia el resto de periodistas, que terminan abandonando los temas”.