Lucha entre etnias deja 150 muertos en Mali
El gobierno retiró a varios jefes militares y una ONG los acusa de “tolerancia” con victimarios.
El número de personas asesinadas el sábado en un ataque contra el poblado de Ogossagou, en el centro de Mali, asciende a 150 personas, todos ellos de etnia peul, asesinados presuntamente por cazadores de etnia bambara conocidos tradicionalmente como “donzos”.
Autoridades locales señalaron que, hasta el momento, han enterrado a 90 de los muertos, pero queda medio centenar de cadáveres, totalmente calcinados y aún por inhumar.
Entre las víctimas de este poblado de pastores de la región de Mopti hay numerosos ancianos, mujeres y niños, que no pudieron escapar a los donzos que habían rodeado el poblado y quemado cerca de 400 viviendas.
El presidente de Mali, Ibrahim Boubacar Keita, convocó un consejo de ministros extraordinario y ordenó una investigación sobre esta matanza de civiles, la más grave de los últimos años.
Esta masacre ocurrió justo cuando visitaba el país una misión del Consejo de Seguridad de la ONU, para investigar el alarmante aumento de violencia (religiosa, separatista o étnica) en el centro y norte del país, y evaluar la continuidad de la misión de cascos azules en Mali.
Por su parte, la Asociación Maliense pro Derechos Humanos ha recordado al gobierno que “es imperativo desarmar sin demora a todos los grupos ilegalmente armados que operan en el centro y el norte del país”. Con ello, le apuntan a la tolerancia que el gobierno ha mostrado con todo tipo de milicias llamadas de “autodefensa” que protegen los intereses de tuaregs, peuls, agricultores o pastores, una tolerancia que a veces es connivencia cuando el gobierno usa a unas milicias contra otras.
La organización no gubernamentel (ONG) Human Rights Watch alertó de que durante 2018 más de 200 civiles murieron y decenas de aldeas fueron incendiadas en el centro de Mali como consecuencia de ataques similares de milicias formadas por grupos étnicos de la zona.
Despiden jefes militares
A raíz de los hechos, el gobierno de Mali anunció el despido de altos militares del país y la disolución de una milicia, un día después de la matanza.
El primer ministro, Soumeylou Boubeye Maiga, dijo que los nuevos jefes militares serían conocidos próximamente, aunque la disolución de la Asociación Dan Nam Ambassagou, formada por cazadores de la etnia donzos, era con efecto inmediato.
La disolución de la milicia era un mensaje claro, dijo Maiga a periodistas: “La protección de la población permanecerá como un monopolio del Estado”.
Toda la zona es conocida por las tensiones entre fulanis y donzos, ya que supuestamente animales de los fulani pastan en áreas que los donzos usan para cazar, una situación de tensión permanente.
Además, las autoridades verificaron una incipiente incidencia de grupos yihadistas en la región.
La Unión Europea condenó este acto criminal, pidió tomar “medidas inmediatas” y exhortó a las autoridades malienses a adelantar una investigación exhaustiva sobre las acciones y a perseguir a los culpables de la masacre.