Mosul pasó del terror a las ruinas
Solo el 3 % de la ciudad iraquí sigue en manos del EI. Reconstruirla será el reto.
Mosul solía ser la segunda ciudad en importancia de Irak, hogar de dos millones de personas y, desde 2014, capital del grupo Estado Islámico, que convirtió a aquella urbe petrolera en su principal bastión.
“El califato del EI”, como proclamó el grupo, no demoró en ser arrebatado. Desde octubre del año pasado, las fuerzas iraquíes, acompañadas de la Coalición Internacional (una treintena de países liderados por EE. UU.), combaten con intensidad por “despejar” a los terroristas, y esta semana parecen haberlo logrado.
Según informó a agencias internacionales Mohamed Ibrahim al Bayati, jefe del Comité de Seguridad de la provincia de Nínive (de la que Mosul es capital), las fuerzas gubernamentales “reconquistaron” la mayor parte de la ciudad. De hecho, solo en un 3 % del territorio quedan combatientes del EI.
Aunque el gobierno iraquí celebra la “liberación de Mosul”, su lema del último año, la operación no garantiza el fin del terrorismo y tuvo como precio la desintegración de toda una sociedad: casi un millón de desplazados sin acceso a agua potable; el centro de la ciudad, que es Patrimonio de la Humanidad, destruido; edificios y viviendas en el piso, un indeterminado número de muertos (algunos hablan de miles hasta junio de este año) y, sobre todo, una cuota más para la crisis de refugiados.
Para Sergio Moya, coordinador del Centro de Estudios de Medio Oriente de la Universidad Nacional de Costa Rica, si bien es “inminente” la derrota del EI en Mosul, aún hay reductos que controla la organización, que además ha dejado escudos humanos y zonas minadas para debilitar a sus enemigos y a los civiles que tratan de huir.
Su capacidad de combate tampoco cesa. Dice Moya que alrededor de 20.000 yihadistas que estaban en Mosul se han estado desplazando en buses a Siria, a través de fronteras porosas, caracterizadas por la ausencia de autoridad.
Otro tanto, continúa el experto, han escapado a Europa, e incrementarían así la amenaza para la seguridad global. “No es imposible. Es bien conocido que todas esas fronteras permiten el tránsito de militantes de un lado a otro, de medicinas y de alimentos”, detalla, y añade que una vez lleguen a Turquía, el tránsito hacia el Viejo Continente no es imposible.
¿Y la reconstrucción?
Levantar Mosul es lo que sigue, y no será sencillo. De acuerdo con Marcos Peckel, experto en terrorismo de la Universidad Externado, como no hay claridad sobre quién va a controlar en adelante la ciudad, tampoco hay solución sobre qué pasará con la población y cómo se restaurará el orden.
Y es que Mosul, de mayoría sunita (una de las variaciones del islam), queda en manos de un gobierno de la rama chiita, lo que podría dificultar el retorno de los desplazados y hasta desencandenar en represalias de tipo étnico.
En la opinión de Moya será prioritaria un desminado del terreno, un proceso delicado que necesitará la asesoría de los rusos y los iraníes, mientras Philip H. Gordon, investigador en Medio Oriente del Consejo de Relaciones Exteriores, considera que será necesario que el Gobierno iraquí y sus adversarios respeten algún tipo de estructura política legítima, con empoderamiento de funcionarios locales..