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Putin, mano fuerte que Rusia siente

Cumple dos décadas en el poder con un estilo ganador, pero que ya empieza a desdibujarse.

Tengo la maleta siempre hecha y mi brújula, que por lo general apunta al sur, me trajo al periodismo para aclarar mi voz. Busco la pluralidad y no le temo a la diferencia.

16 de agosto de 2019

Frente más lisa, párpados más elevados y pómulos más rellenos son retoques estéticos que saltan a la vista en el rostro del casi septuagenario presidente ruso Vladimir Putin, como si se negara a envejecer. Cambios que han sido comentados en notas periodísticas en medios como BBC y The Guardian y, aunque hablar de ellos parece una frivolidad, resultan también un simil de un liderazgo aferrado a un discurso que se abraza con el pasado.

Putin, el exespía de la KGB, el cazador que se enfrenta a animales salvajes, el deportista de artes marciales, el viajero que se une a un club de motociclistas para recorrer vías de Crimea, el “superhombre” y modelo de valores tradicionales a los que se apegaron los exsoviéticos, llega hoy a 20 años de haber asumido el poder del Kremlin, con un estilo que analistas consideran garantizará una holgada victoria en las elecciones, aunque pareciera estarse “desgastando”.

Poco a poco se va agotando el patriotismo que generó la adhesión de Crimea y Sebastropol y, desde 2012, crece una percepción de impopularidad contra el primer ministro, Dmitri Medvédev, a la que Putin no es inmune. Según afirma el sociólogo Lev Gudkov, director de la ONG de investigación Centro Levada, “en el último año ha aumentado en once puntos el porcentaje de rusos que no quiere que siga en el poder”.

El ascenso de Putin en 1999 fue más que frenético. En abril de ese año, de desconocido integrante de la KGB pasó a ser, en cuestión de una semana, primer ministro y, cuatro meses después, presidente. “Putin podrá unir a quienes tendrán que renovar la Gran Rusia del siglo XXI”, fue la promesa del entonces presidente Boris Yeltsin, en una alocución en la que lo propuso como su sucesor.

El estilo de autoritarismo y religiosidad que lo caracterizó desde el primer día de su gobierno dio resultado. Pero hoy, con tres reelecciones a cuestas y alentando una interminable confrontación con Occidente, su estilo parece trasnochado. En declaración a la agencia EFE, Gudkov explicó que el sistema de mando que Putin está anquilosado y no soportaría una posible crisis económica producida por la caída de los precios de los hidrocarburos, en un país esencialmente extractivista.

En ello concuerda Jochen Kleinschdmit, analista político de la Universidad del Rosario, quien en conversación con EL COLOMBIANO señaló que “el liderazgo de Putin casi siempre ha sido de carácter táctico, ha reaccionado con desarrollos, usualmente a corto plazo, pero no ha desarrollado una visión concreta para Rusia”.

Los cambios demográficos del país se reflejan en una generación joven que no se identifica con los valores que Putin representa y que “no ve oportunidades en su país. La cuestión es si los rusos le temen más a él o a otras alternativas”, añadió el académico.

Es probable que el declive en la popularidad no pare. El recurso de salir en fotos para irradiar una imagen polifacética se agota. Kleindschmit lo tiene claro: “Putin en poco tiempo va a cumplir 70 años y en algún momento esas cosas ya no van a convencer a nadie”. No obstante, Putin hoy manda y en el panorama no se ve quien pueda disputarle el poder. Rusia seguirá con su particular estilo en el Kremlin.