Helicópteros turísticos y helipuertos en Medellín: ¿qué permisos son necesarios y qué controles les hacen para evitar una tragedia?
La Aerocivil llegó al helipuerto de Manrique para recopilar pruebas y testimonios que esclarezcan lo ocurrido con el helicóptero turístico que se accidentó el lunes. Empresa dice que tenía permisos en regla.
El accidente ocurrido con el helicóptero este lunes 26 de febrero en la comuna 3, Manrique, abrió la puerta a las preguntas sobre cómo funciona la regulación de las empresas que prestan este tipo de sobrevuelos de carácter turístico y cuáles son las medidas y los requisitos que deben cumplir para garantizar la seguridad de los usuarios y residentes de zonas aledañas a su funcionamiento.
Esta inquietud ha rodeado desde el día del incidente a los ciudadanos, porque incluso muchos no tenían ni idea de que en Manrique funcionaba un restaurante, en plena 45, con helipuerto en la terraza, para sobrevuelos turísticos de corta duración. Fue en las redes y medios de comunicación que vieron el helicóptero colgando de una estructura, en un sector residencial, tras precipitarse poco después de despegar con seis personas a bordo, el piloto y cinco pasajeros.
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El accidente, en el que estuvo involucrado el helicóptero tipo Bell 206 con matrícula HK4810, de la empresa Volar Colombia y que por fortuna no terminó en una tragedia, fue puesto bajo la lupa de la Dirección Técnica de Investigación de Accidentes de la Aeronáutica Civil, que es justamente la entidad que debe regular estas operaciones en el país. Este martes llegó una comisión al lugar para empezar las indagaciones y verificaciones pertinentes y establecer las razones que llevaron al peligroso percance, que fue atendido de inmediato por las autoridades de gestión del riesgo de la ciudad.
“Todos fueron remitidos a centros asistenciales, la empresa propietaria del helicóptero se trató de poner en contacto con cada uno de ellos. Como es normal, en las clínicas y hospitales se preguntó por la póliza, se les da la póliza de seguros, obligatoria para cualquier aeronave”, explicó Carlos Mario Callejas, asesor jurídico de Santa Débora, grupo de entretenimiento que administra el restaurante Hangar M45 Azotea.
Ahora, sobre los resultados de la investigación no se han dado detalles y el mismo Callejas indicó que cualquier cosa que se diga hoy son meras conjeturas, por lo cual se debe esperar el informe de la Aerocivil, que será la encargada de ordenar las medidas a las que haya lugar según lo considere basado en la normativa vigente en estos casos.
En medio de estas labores de investigación un equipo interdisciplinario especializado de la autoridad aeronáutica recogerá pruebas, hará entrevistas directas, tomará grabaciones de la torre de control y tendrá en cuenta aspectos sobre condiciones meteorológicas el día del accidente.
Al respecto, Gustavo Otálvaro, representante legal de Sociedad Aeronáutica de Santander S.A.S (SASA S.A.S), operador de Volar Colombia, reiteró que cuentan con los permisos gestionados ante la Aerocivil, tal como lo hacen otras instituciones que operan helipuertos, entre ellas algunas de salud como el Hospital Pablo Tobón y el San Vicente Fundación, o el de la Gobernación de Antioquia, que muchas veces es usado también para la atención de emergencias.
Esos helipuertos a los que hace referencia Otálvaro son aproximadamente 12 en la ciudad, entre los que también se encuentran los del Hospital General de Medellín, ISA, el Banco de la República, la Alcaldía de Medellín o la Fiscalía. No obstante, esos son de uso exclusivo de estas entidades, aseguró Callejas, quien informó que el único de servicio público en la ciudad es el de la azotea de Hangar M45. “Este es el único público, funciona igual que el Olaya Herrera: cualquiera que tenga aeronave, previo a unas coordinaciones, podrá aterrizar acá, solo en horas diurnas”, señaló el asesor jurídico.
Daniel Castaño, gerente general de Grupo Santa Débora, que administra además otros lugares de entretenimiento de la 45, contó que el restaurante Hangar M45 comenzó a prestar servicios en diciembre de 2021, pero que el helipuerto solo funciona desde mayo del año pasado, cuando obtuvo la licencia de parte de la autoridad aeronáutica. Fue enfático en afirmar que ellos como restaurante solamente se encargan de la legalización de la terraza como aeródromo, pero no de la operación aeronáutica.
Además de los platos del restaurante esta iniciativa incluye la oferta de los vuelos, si una persona quiere viajar en este helicóptero debe pagar 290.000 pesos, pero el viaje solo se realizaba si se cumple la capacidad de ocupantes, que debía ser de mínimo cuatro personas para justificar el recorrido. Ya si una persona quiere hacer un vuelo privado, tiene que pagar 1.450.000 pesos para este mismo trayecto.
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Ese lugar es visto por algunos habitantes algo extraño para un sector como Manrique, si bien, la 45 es una zona de comercio y entretenimiento donde confluyen varios negocios y servicios y donde cada vez crece el turismo por iniciativas como la del helicóptero. Para el líder social Jerson González, conocido como Kanábico Objetor, el sitio ha llamado la atención por la temática que ofrece, el impacto visual de su estilo, una avioneta como parte de la fachada, los precios de los productos que no son para el común de los habitantes de Manrique y los riesgos que representa.
En concreto, manifestó que otros líderes y residentes han aumentado su temor ante el accidente del pasado lunes, porque se puso de manifiesto cómo el helicóptero pudo caer encima de una casa, un negocio o hasta la estación del Metroplús y haber causado una tragedia de grandes proporciones.
González y otros habitantes también hablan de afectaciones como el ruido que produce la aeronave en el despegue y el aterrizaje, aunque el líder social aclaró que esto debe mirarse en un contexto más amplio, pues en la 45 hay otras fuentes de ruido, al ser una zona muy concurrida y con varios establecimientos de rumba.
Al respecto, Castaño contó que en estos casos como el del lunes, no solo la empresa que opera el helipuerto cuenta con protocolos, sino que el propio restaurante también los tiene y que lo usaron el lunes para proceder con la evacuación inmediata de los clientes que estaban allí.
Y añadió que el ruido fue uno de los temas “superados” tras tratarse en el estudio de afectación que se debe realizar durante el proceso previo para la legalización del aeródromo, que pasa por proceso exhaustivo. El representante legal dijo además que están prestos y abiertos a dialogar con la comunidad sobre el funcionamiento del Hangar M45, que algunos ven como un incentivo al turismo y el crecimiento económico de la zona, pero que otros denominan como un riesgo latente que en esta vez fue superado por la buena suerte. El líder González manifestó que se espera que haya una reunión con residentes y organizaciones sociales y comunitarias de la zona para conversar sobre este tema.
Por el momento, dijo además, el restaurante está en funcionamiento con normalidad, puesto que no se ha dado una instrucción diferente desde la Aerocivil, que tampoco ha ordenado suspender las operaciones del helicóptero, pero estas se encuentran en una especie de receso porque también se deben hacer reparaciones de los daños causados cuando se precipitó a tierra y quedó suspendido en el aire, incrustado en una antena.
A propósito, el aparato fue extraído del lugar pasada la 1:00 de la mañana de ayer, por personal del Cuerpo de Bomberos Medellín, con apoyo de grúas, tras cerrar el paso por la zona donde ocurrió el accidente. Ante la mirada de los curiosos que se quedaron en lugar, más de 70 personas participaron en estos procedimientos de extracción, luego de que EPM quitara el suministro de energía para evitar cualquier riesgo al personal.
El helicóptero fue trasladado en un planchón hacia el aeropuerto Olaya Herrera para hacerle la evaluación respectiva para posteriormente establecer si se puede reparar o no. Otálvaro agregó que la empresa SASA lleva operando alrededor de 14 años y que pueden movilizar un promedio de 9.000 pasajeros cada mes en distintos recorridos turísticos, actividad que ha tenido en aumento la demanda.
En el caso del helipuerto del restaurante de Manrique, manifestó que se trabaja justamente sobre la demanda y que pueden tener fines de semana en los que hagan entre cuatro y seis rutas. Si una persona paga el servicio privado, puede ir sola, pero si lo paga compartido el máximo permitido es entre cuatro y cinco pasajeros, en tanto que se debe aplicar un límite de peso para operar con seguridad.
Mientras llegan los resultados del informe, la Aerocivil confirmó que la empresa cuenta con la autorización requerida para este tipo de operaciones y que, hasta el momento, tras las revisiones que ha hecho la autoridad aeronáutica, no han encontrado incumplimiento en requisitos, aunque es una información preliminar y el tema sigue bajo investigación.
Será dicho informe el que determine las causas específicas de este accidente que muchos ven como una alerta de que pudo ser una tragedia. Entonces, se podrían conocer medidas, instrucciones o determinaciones de la autoridad para la empresa, que no es la única que se dedica a estos planes de vuelos turísticos, muchos de los cuales se hacen en zonas como Guatapé y los atractivos turísticos de esa zona del Oriente antioqueño.
Algunos aspectos sobre la regulación de helipuertos
Desde la Aerocivil señalaron que los detalles de la regulación de los helipuertos están contenidos en los Reglamentos Aeronáuticos de Colombia (RAC), en los que se establecen las características y normas para estos lugares, que no son más que el área que se define en una estructura determinada para usarse de forma total o parcial para el despegue, el aterrizaje o el movimiento de helicópteros.
Entre algunas de las determinaciones que se deben cumplir en este sentido están que el punto de referencia del helipuerto debe situarse cerca de un centro geométrico que debe mantenerse normalmente en el lugar que se fijó desde un primer momento. Asimismo, debe existir coordinación entre la autoridad de los servicios de información aeronáutica y el explotador del helipuerto. Este último debe dar a conocer aspectos como las condiciones del helipuerto; el estado del funcionamiento de las instalaciones, servicios y ayudas para la navegación; y cualquier información importante para las operaciones.
Ahora, antes de dar permisos de operación en un helipuerto como el del restaurante Hangar M45 Azotea, se hacen varios estudios de afectación y de otro tipo en los que la autoridad aeronáutica debe verificar que todo está al día. Por ejemplo, para un helicóptero como el accidentado el lunes, cuyo peso es de unos 2.300 kilos, la Aeronáutica Civil debió hacer inspecciones de construcción y autorización de la obra, pues el helipuerto debe tener una loza con capacidad de resistir 5 toneladas, es decir, 2,5 veces el peso de la aeronave, según explicó Carlos Mario Callejas, asesor jurídico de SASA, quien aseguró que este requisito lo cumple la empresa y está documentada su aprobación.
Por su lado, en los RAC también se establecen condiciones como que los helipuertos deben ser zonas libres de irregularidades u obstáculos que puedan afectar de forma negativa el despegue o el aterrizaje. Esto incluye determinar áreas de seguridad con medidas específicas según el tamaño del helicóptero. Además, se deben incorporar equipos que indiquen la dirección del viento para tener operaciones más seguras, al igual que las señales y guías visuales requeridas.
A esto se suman también las medidas que deben incorporarse para prevención y atención de accidentes o percances que puedan poner en riesgo la seguridad y que son de obligatorio cumplimiento a la hora de adquirir las licencias de operación.