Medellín

En Provenza tumbarán 19 árboles patrimoniales; ¿por qué el Área y la Alcaldía de Medellín tomaron esa decisión?

Los individuos talados serán sustituidos por otros de las mismas especies o especies endémicas.

Soy periodista porque es la forma que encontré para enseñarle a mi hija que todos los días hay historias que valen la pena escuchar y contar.

25 de junio de 2025

A pesar del anuncio de hace apenas ocho meses, que había tranquilizado a la ciudadanía y sobre todo a los vecinos que temían lo peor para los árboles patrimoniales del barrio Provenza, finalmente la Alcaldía de Medellín y el Área Metropolitana notificaron que una tala masiva de estos históricos árboles es irreversible y se llevará a cabo en los próximos días.

En octubre de 2024, el Área Metropolitana había anunciado que tras una profunda inspección había corroborado un profundo deterioro de decenas de árboles patrimoniales, la mayoría de estos acacias amarillas, (Cenostigma pluviosum), que habían terminado “esclavizados” por parte de los comerciantes del sector que decidieron durante años colgarles letreros, pintarlos, poniéndoles encima todo tipo de elementos pesados, asfixiándolos con cuerdas, luces, mutilándolos, vertiéndoles desechos, en fin. Todo este tipo de intervenciones inadecuadas son devastadoras para los árboles porque facilitan la diseminación de bacterias, hongos y otros microorganismos, lo que pone en riesgo su supervivencia.

Tras hallar semejante panorama en el patrimonio arbolado de la ciudad en esa zona de El Poblado, el Área Metropolitana y la Alcaldía le ordenaron a los comerciantes que sin dilación tenían que comenzar con el desmonte de cualquier elemento que estuviera causando este deterioro y los puso en aviso sobre las sanciones de hasta 5.000 salarios mínimos para los que volvieran a incurrir en estas prácticas, tal como lo establece la Ley 1333 de 2009.

Lo que no anunció el Área Metropolitana en su momento es que, en noviembre de ese mismo año, se tuvo que “firmar” la sentencia de muerte a una veintena de estos árboles, a los que se les corroboró un daño irreversible y, por lo tanto, elementos de riesgo para la comunidad. En ese diagnóstico final, tal como lo estableció oficialmente en el documento del 29 de noviembre de 2024, se encontró que los árboles presentaban daños masivos en los tallos, una distribución desigual de las cargas, pudrición y deterioro fitosanitario en toda su estructura. Parte de estos daños fueron causados por años y años de abusos por parte de las personas del sector, al instalarles luces y cámaras y al haber intervenido la base, causando alteraciones graves, sin contar la cantidad de heridas en los troncos por la cantidad desmedida de objetos que los comerciantes les pusieron durante años.

Según le confirmó el Amva a EL COLOMBIANO, la confirmación de esa medida arrojó que son 19 árboles los que tendrán que ser talados en Provenza, 19 acacias amarillas y un carbonero zorro (Cojoba arborea).

Una gran pérdida para la identidad de Provenza

La pérdida de estos árboles con declaratoria patrimonial significa también un daño a la identidad del barrio de la Comuna 14. En la década del 50, cuando el Instituto de Crédito Territorial compró los predios de la entonces llamada finca Provenza, lo primero que decidió fue conservar los árboles que los propietarios de esa enorme finca habían sembrado en sus antejardines y que con el paso de los años se convirtieron en un imponente bosque a pequeña escala.

El objetivo de esta conservación fue darle su propio sello al barrio con las 150 acacias amarillas que se habían sembrado previamente y que en adelante serían parte de la identidad, así como lo eran los guayacanes para el barrio Prado, o los imponentes falsos laureles en Laureles. De esos 150 lograron sobrevivir medio siglo después 125 que además de crear el característico túnel verde que disfrutaron por años los vecinos y después los turistas, también garantizaron siempre una conectividad ecológica junto a otros 200 árboles que rodean todo ese conjunto natural en los cauces de La Presidenta y La Poblada, indispensable para el sostenimiento de especies de aves como la lechuza, que a su vez ejercen un estricto control biológico al depredar roedores.

En cuanto al carbonero, también fue uno de los primeros testigos de la conversión de El Poblado de una extenso y virgen terreno rural a una de las comunas más activas y con mayor infraestructura en la ciudad. Esta especie, de madera apetecida por su buena calidad, durabilidad y facilitad de moldear para construcciones pesadas y de ebanistería, terminó plantada en algunas zonas del sur del Valle de Aburrá durante la primera mitad del siglo XX por su característico sello de sombra y protección de cuencas y riberas de quebradas.

Los árboles sacrificados serán reemplazados por individuos prioritariamente de la misma especie o de especies endémicas que cumplan múltiples servicios ecosistémicos: sombra, conectividad ecológica, relación con especies de aves y vínculos simbióticos con plantas epífitas, como las bromelias y helechos, que a su vez son fundamentales para los polinizadores.

El Área Metropolitana aclaró que es la Secretaría de Medio Ambiente de Medellín la que evalúa la viabilidad de alternativas para determinar su conservación o proceder con la tala y resiembra de un nuevo árbol. EL COLOMBIANO le consultó a dicha secretaría sobre este proceso de tala de árboles patrimoniales y sobre los avances de los mencionados compromisos pactados entre la alcaldía y los comerciantes para proteger estos árboles patrimoniales, es decir, concretamente en qué terminaron dichos compromisos. Sin embargo, no hubo respuesta por parte de dicha dependencia.

Lo cierto es que si no hay una transformación drástica en la forma en la que, sobre todo los comerciantes y turistas, se relacionan con el patrimonio arbolado en cuestión de años, un sello de identidad se perderá de manera irrecuperable.