¿Por qué están apareciendo tantos zorros en Medellín?
Soy periodista del área digital de El Colombiano. Si la vida no me hubiera arrastrado hasta el periodismo, tal vez habría sido bailarina.
En poco más de una semana, tres zorros han sido vistos -y fotografiados- en la zona urbana de Medellín.
Y aunque siempre se ha sabido que las laderas del Valle de Aburrá son un importante corredor ecológico -el Área Metropolitana habla de 100 especies distintas de mamíferos-, no es común ver zorros paseando por el centro comercial El Tesoro, ni mucho menos recibiendo clases en el claustro de la Universidad Pontificia Bolivariana. ¿Qué les está pasando a los zorros del valle que cada vez se acercan más a la selva de cemento?
Iván Darío Soto, profesor de biología de la Universidad de Antioquia, explica que hay dos razones que llevan a una especie a desplazarse de su hábitat natural:
La primera es que “existe un umbral de conflicto entre el hábitat de la fauna y el hábitat del humano, y por lo general la que se estrecha es el hábitat de la fauna silvestre”. Es decir que cada vez las ciudades son más grandes, mientras que los corredores naturales donde viven los animales se hacen pequeños, lo que lleva a las especies “a pasar esas barreras físicas para satisfacer sus necesidades”.
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En este caso, dice el profesor, los zorros son carnívoros pero también recicladores o carroñeros, entonces pueden llegar a las ciudades atraídos por los desperdicios que los humanos tiran a la basura.
La otra posibilidad es que haya exceso de recursos -demasiada comida- y los zorros se estén reproduciendo rápidamente. Entonces, por el crecimiento demográfico, es más probable verlos por ahí que antes. “Pero yo creería que en este caso los zorros aparecen en la ciudad por la primera explicación”, dice Soto, y el Área Metropolitana le da la razón.
María del Pilar Restrepo Mesa, subdirectora Ambiental del Área Metropolitana del Valle de Aburrá, explica que los zorros siempre han vivido en Medellín y los municipios circundantes, pero “no nos habíamos percatado de ellos”. Y, con el paso del tiempo, la ciudad creció y los humanos se les metieron al rancho:
“De tiempo atrás, nuestro modelo de ocupación del territorio ejerce una presión sobre los ecosistemas naturales, en las partes altas de las quebradas o las cuencas hidrográficas, entonces claro, a los animales los empezamos lentamente a desplazar y ellos obviamente tratan de reubicarse en el mismo territorio”, dice Restrepo.
Además, está el asunto de la comida. En las ciudades los zorros encuentran fácilmente alimentos en los desperdicios que dejan los humanos y en las especies pequeñas de roedores, como ratones y ratas.
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¿Y cómo se desplazan? Pues por los corredores naturales, que son las quebradas del Valle de Aburrá que conectan con el río Medellín. Así, de quebrada en quebrada, pudo haber llegado el zorro desde el lugar donde vive normalmente -supongamos, en la Loma de El Escobero en Envigado-, hasta la UPB, en el barrio Laureles de Medellín. Aunque también, dice la subdirectora ambiental, pudo ser que alguien lo capturó y lo liberó después en inmediaciones de la universidad.
Independientemente de cómo hayan llegado los zorros al casco urbano, para nadie es un secreto que el lugar que habitan -El Escobero y las demás lomas de Envigado y El Poblado- se está llenando poco a poco de urbanizaciones. Y no por nada El Escobero es el corredor vial donde aparecen más animales atropellados, sobre todo zarigüeyas y cusumbos.
Vea en este gif cómo se ha transformado esa zona en 10 años:
La ventaja es que el zorro es un animal que se adapta fácilmente a los cambios. En algunas ciudades del Reino Unido, como Londres o Bristol, los zorros conviven con los humanos desde la década de 1930, y se estima que actualmente el número de zorros urbanos en la isla británica asciende a 33.000 adultos.
Y en Medellín, al parecer, tendremos que acostumbrarnos a su presencia.
“No sabemos cuáles son los recorridos que ellos (los zorros) hacen, pero estas son situaciones normales que pasan en nuestro Valle de Aburrá, lo que indica que todavía tenemos ecosistemas naturales que es importante proteger y conservar”, opina Restrepo. Para ella, “es muy normal y maravilloso que encontremos animales de esas características”.
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Sin embargo, para el profesor de la Universidad de Antioquia no es normal que tres animales aparezcan en la ciudad en menos de dos semanas.
“Sí debe estar pasando algo. El cambio repentino es un indicador de que algo está pasando con las poblaciones para que cambien su comportamiento y su hábitat común”, argumenta el biólogo.
Ahora bien, qué está trayendo a los zorros al casco urbano es una respuesta que tendrán que dar las autoridades ambientales.
Son inofensivos
Según la organización independiente Aburranatural, que se dedica al estudio de las especies del Valle con cámaras instaladas en distintos puntos, el zorro perro Cerdocyon thous ha sido visto con mayor frecuencia en el Alto de El Escobero -especialmente en la reserva San Sebastián-La Castellana-, en el corregimiento de Santa Elena, en el Alto de San Miguel y en algunos sectores del municipio de Bello.
“Hay además un registro raro de un individuo aparentemente atropellado por un carro al frente de la Universidad Pontificia Bolivariana, pero no sabemos si existen individuos habitando y haciendo uso directo del ambiente urbano de Medellin”, escribió la organización el 17 de junio de 2009.
De acuerdo con los expertos, el zorro perro que vive en el Valle de Aburrá podría confundirse con un perro criollo, es carnívoro, de color café con tonalidades negras que se acentúan en el torso, y es principalmente nocturno.
Se alimenta de gran variedad de presas, en especial de pequeños mamíferos como roedores, marsupiales y musarañas, aunque también come insectos y frutas.
“En el Valle de Aburrá se encuentra al interior de los bosques de las laderas, pero también en zonas de potreros, pastizales y matorrales. Es decir que es un zorro que se adapta relativamente bien a ciertos ambientes intervenidos, desde que no sea cazado”, explica Aburranatural.
Además, desde que no se lo moleste, es inofensivo. Por eso, si usted se encuentra uno de estos animales lejos de su hábitat natural, no se asuste ni lo agreda. Llame a la Unidad de Rescate Animal del Área Metropolitana -que trabaja 24 horas, 7 días a la semana- y ellos se encargarán de llevarlo a los sitios donde viven normalmente.
El número de la Unidad de Rescate es 385 60 00, extensión 127 o 131.