Medio Ambiente

¿Qué tienen en común la soja en Europa y la deforestación en América Latina?

11/06/2019

Comer huevos y carne de pollo o cerdo en Europa aumenta la desforestación en Brasil y Argentina, a raíz de la importación masiva de soja OGM de esos países para alimentar animales, denunció este martes Greenpeace Francia.

“En Brasil y Argentina, más del 95% de la soja producida es genéticamente modificada”, indica un informe de la oenegé que muestra además que la UE importa más de la mitad de la soja que utiliza de esos dos países (37% de Brasil, 29% de Argentina, 15% de Estados Unidos y 19% del resto del mundo).

“El cultivo de la soja en esos dos países lleva a arrasar sus bosques con el objetivo de alimentar los animales, especialmente en Europa”, resume a la AFP la autora del informe Cécile Leuba, encargada de Bosques para Greenpeace.

En el estudio titulado “apasionada de la carne, Europa alimenta la crisis climática por su adicción a la soja”, Greenpeace indica que el 87% de ese grano importado a la UE es destinado a la alimentación animal.

Del total de necesidades en soja de la Unión Europea, tres cuartas partes son destinadas a la cría industrial de pollos o gallinas ponedoras (50%), o de cerdos (24%). Las vacas lecheras consumen por su parte 16% de la soja importada y los bovinos destinados al consumo de su carne un 7%.

“Lo que denunciamos es que se mide con dos varas diferentes en la Unión Europea. Por una parte, se prohíben los OGM y muchos pesticidas, y por otra parte se autoriza la importación de soja genéticamente modificada cultivada con pesticidas prohibidos en Europa”, subraya Cécile Leuba.

“Y lo que queremos mostrar a los europeos es que en su consumo de carne, huevos o productos lácteos se esconde la deforestación, porque la mayoría de los animales de criadero tienen soja en su ración alimentaria diaria”, agrega.

Según el cálculo de Greenpeace, para obtener 100 gramos de pechuga de pollo se necesitan 109 gramos de soja. Para la misma cantidad de costilla de cerdo, se requieren 51 gramos de soja.

La producción de soja en Brasil “se ha más que cuadriplicado en estos últimos 20 años”, dice el informe.

Si la Amazonia está “relativamente protegida de esta expansión” gracias a la moratoria negociada en 2006 entre oenegés, empresas y autoridades brasileñas, el cultivo de soja se ha desarrollado en las sabanas y los bosques de Cerrado, que “han perdido la mitad de su vegetación original”.

La región del Gran Chaco, compartida entre Argentina, Bolivia y Paraguay, “también sufre una fuerte presión por la expansión agrícola”, señala el estudio.