Así ha sido la ‘otra’ estrategia de los Gilinski para tomarse el GEA
Esta semana es crucial en la intención de los Gilinski de comprar el Grupo. Las OPAs son la faceta visible de la batalla. Detrás de cámaras se está dando una guerra de mediana intensidad.
La batalla de Jaime y Gabriel Gilinski por quedarse con el Grupo Empresarial Antioqueño comienza esta semana una fase crucial. Desde este jueves y hasta el 18 de noviembre el jeque árabe Tahoon Bin Zayed empezará a recibir las aceptaciones de quienes quieran venderle acciones de Nutresa.
Nugil (sociedad de Gilinski y del First Abu Dhabi Bank que dirige el jeque) ya tiene el 31,02 % del conglomerado de alimentos, gracias a las otras tres OPA que han lanzado en el último año. En esta cuarta OPA, que el jeque lanzó solo, a nombre de su banca de inversión International Holding (IHC), espera comprar mínimo el 25 % y máximo el 31,25 % de las acciones.
De manera que esta OPA es definitiva porque si logran al menos el mínimo de compra tendrían más del 50 % de Nutresa, y si eso llega a ocurrir, caería como un castillo de naipes el llamado enroque empresarial, quedando en manos del banquero caleño y del jeque árabe no solo estas cuatro empresas emblemáticas antioqueñas (Nutresa, Sura, Argos y Bancolombia) sino cerca de 100 compañías que han llegado a representar entre el 5 % y 8 % del PIB de Colombia.
Si toman el control de Nutresa, automáticamente quedan con el 12,7 % de acciones de Sura, y como Gilinski ya tiene 38 % de la aseguradora, completaría más del 50 %. Y si logran el control de Sura y de Nutresa, prácticamente se quedarían también con Argos, pues Sura tiene el 35,2 % de Argos y Nutresa tiene el 12,37 %.
De suerte que el enroque del Grupo Empresarial Antioqueño, que como una fortaleza medieval ha servido para defenderse contra los intentos de toma de otros emporios de multimillonarios (como en su momento Jaime Michelsen o Julio Mario Santodomingo), también ha sido útil, al menos hasta ahora, para resistir los embates de Gilinski.
El problema para el GEA es que si los nuevos corsarios —para seguir con la figura de época— encuentran un roto en la muralla por el cual colarse, ese mismo enroque les sería útil a sus intereses y se quedarían con todo lo que hay adentro.
La estrategia
Las OPA son apenas la faceta visible de la batalla. La cara amable, se podría decir. Detrás de cámaras se está dando una verdadera guerra, un juego de movimientos estratégicos y ataques de baja y mediana intensidad.
Del lado de los compradores, los Gilinski, se han dedicado a tratar de quebrantar la moral de los presidentes de las empresas del GEA y crear un ambiente de descrédito a su alrededor. En particular, el presidente de Sura ha sido el blanco, buscan “ablandarlo” porque dirige la empresa que debe decidir la venta definitiva de acciones de Nutresa a Bin Zayed.
La lista es larga. En enero, por ejemplo, publicaron que el presidente de Sura, Gonzalo Pérez, se iba a retirar para “cobrar un bono como el de David Bojanini”. Un mensaje que, siendo publicado como una filtración en la revista cuyo dueño es Gabriel Gilinski, se interpretó como una manera de socavar la credibilidad tanto del actual presidente de Sura como del anterior. Sura salió pronto a decir que Pérez no estaba pensando en su retiro.
Luego, en marzo, por citar otro ejemplo, el alcalde de Medellín, Daniel Quintero, dijo que el GEA era un “cartel” y comparaba a estas empresas con el narcoterrorista Pablo Escobar.
Los ataques se han acentuado a partir de septiembre y coinciden, curiosamente, con la octava OPA lanzada por el jeque árabe. Desde Germán Vargas Lleras, que en una columna del 4 de septiembre —ampliamente difundida por la revista de Gilinski— la emprendió contra el GEA y Sura describiendo lo que para él era un listado de “lujos y gastos”, y lo que calificó como una “bonificación estrafalaria”; hasta la publicación de dos notas en la revista Semana que intentaban dejar mal parado a Gonzalo Pérez, el presidente de Sura, pues en una de ellas lo acusa de “amenazar” e “intimidar” a las autoridades regulatorias, y en la otra anuncia que unos accionistas lo van a demandar por fraude contable.
Las empresas del GEA han salido a dar explicaciones. Argos, por ejemplo, explicaron a Vargas Lleras que no tienen aviones sino que los contratan y que los salarios y bonos, “como en la mayoría de empresas comparables”, se construyen con consultoras externas. Sura, por su parte, negó el supuesto ocultamiento contable, entre otras cosas, porque puede probar que esos datos o novedades se han reportado como información relevante a la Superintendencia. Y la supuesta intimidación, dicen desde Sura, consiste en que solo ejercieron el derecho legal de preguntar por qué para las OPA de Sura no se pidió permiso a la Superintendencia de Salud, que debe estar enterada de cualquier transacción que implique a una EPS.
Quintero con la camiseta
En esta batalla, que ya va a completar un año, llama la atención que el alcalde de Medellín, Daniel Quintero, se ha puesto la camiseta del team Gilinski. Como el más eficiente coronel, dispara ráfagas de acusaciones contra el GEA, atrincherado en su Twitter y apoyado por sus brigadas reales o fakes.
En el último mes ha atacado a Sura con todo lo que a él como mandatario le ha salido mal en su gestión: la acusó de que por su culpa él no pudo vender UNE, la acusó de haber engañado a Savia Salud y la acusó de “ocultar” datos de nacimientos de niños en Medellín.
Sura y especialistas en cada uno de los casos han salido a desmentir estas versiones del alcalde. Las califican incluso de disparatadas.
La Revista Cambio y el portal La Silla Vacía han documentado hechos que mostrarían cómo el alcalde de Medellín, Daniel Quintero, estaría sirviendo como instrumento a los Gilinski para atacar al GEA.
“El alcalde de Medellín y su círculo cercano incrementan en Twitter sus ataques al GEA, curiosamente, en las semanas previas a que el Grupo Gilinski lance una OPA por alguna compañía del enroque empresarial”, dice el artículo de Cambio (Ver cronología).
El 11 de septiembre, cuando Semana publicó las dos notas contra Gonzalo Pérez, Quintero compartió uno de esos artículos reforzando sus ataques contra el GEA y dos días después su esposa, Diana Osorio, también compartió otra nota de Semana sobre supuestos viajes y vacaciones de altos ejecutivos del GEA.
¿Por qué le ayuda Quintero a Gilisnki? Una hipótesis es que coinciden en sus intereses. Otra, que tiene más acogida entre los analistas, es que cada que Quintero le ayuda sale una portada del alcalde en la revista Semana. Al menos no ha habido alcalde de Medellín que haya salido tantas veces (tres) en tan poco tiempo (dos años) en la portada de la reconocida publicación.
Como lo reconstruye la revista Cambio, Quintero salió en portada en agosto de 2020, cuando se dio la renuncia masiva en la junta directiva de EPM; en abril de 2021, momento en que se subían de tono sus acusaciones hacia al GEA, y hace poco cuando calificó al GEA como un cartel. En todas las entrevistas aprovechó para embestir contra los cacaos antioqueños.
Es, por decir lo menos, curioso que el alcalde de una ciudad la emprenda contra las empresas que no solo generan el empleo para sus habitantes, sino también parte significativa de los ingresos gracias a los cuales puede funcionar el Estado.
“Es como si el gobernador de California, de un día para otro, la emprendiera contra las empresas de Sillicon Valley tildándolas de criminales”, concluía el editorial de este diario en algún momento de los ataques