Economía

El 70% de las pymes no sobrevive 5 años, ¿cómo evitarlo?

Hay una serie de errores silenciosos que están frenando el crecimiento de las pequeñas y medianas empresas.

09 de septiembre de 2025

Las pequeñas y medianas empresas en el país constituyen la columna vertebral del aparato productivo colombiano, pues representan el 99,5% del tejido empresarial y generan cerca del 65% del empleo nacional.

Sin embargo, su alta tasa de mortalidad sigue siendo una alerta roja. Según cifras actualizadas de Confecámaras, solo el 30% de las pymes logra sobrevivir más allá de los primeros cinco años, lo que evidencia la fragilidad de su gestión administrativa.

Para Marcela Garzón Posada, directora del programa virtual de Administración de Empresas de Areandina, este fenómeno no se explica solo por factores macroeconómicos.

“La administración de una compañía, no solo requiere intuición o experiencia, también necesita estructura, planificación y herramientas que le permitan a sus líderes tomar decisiones con información clara y confiable”, comentó Garzón, en un comunicado del establecimiento educativo.

Entre los errores más comunes y silenciosos, según la experta, se encuentra la falta de planeación estratégica. Muchas unidades productivas de este tipo operan en modo reactivo, resolviendo urgencias operativas sin trazarse objetivos a mediano o largo plazo.

“Esa improvisación limita su capacidad de crecimiento y adaptación a cambios del entorno, como la reciente alza en la carga tributaria proyectada entre un 5% y 8% sobre las utilidades para este año, según reportes de expertos fiscales”, anotó.

Otra falla recurrente es la mezcla de finanzas personales con las del negocio. Esta práctica, aún habitual en emprendimientos familiares, ha contribuido a que el 63% de los microempresarios colombianos experimente inestabilidad financiera, de acuerdo con datos recientes de la Fundación Microfinanzas BBVA. Además, solo el 25% de estas compañías accede a financiamiento formal, lo cual restringe sus posibilidades de inversión, innovación y escalamiento.

Garzón lo resume así: “Cuando el dueño usa el dinero de la empresa como si fuera suyo, se pierde el control financiero, lo que dificulta desde el análisis de rentabilidad hasta el acceso a créditos o apoyos institucionales”.

Un tercer error crítico es operar sin indicadores de gestión. Muchas decisiones se toman a ciegas, sin saber si los productos son rentables, si el flujo de caja es saludable o si el equipo está cumpliendo sus metas. “Operar sin KPIs (Indicadores Clave de Rendimiento) es navegar sin brújula”, comenta la docente de Areandina. La falta de datos claros agrava su vulnerabilidad frente a factores como la inflación y las altas tasas de interés, que en el primer semestre de 2025 oscilaron entre el 10% y el 13%.

Además, la concentración de decisiones en una sola persona, generalmente el dueño, es otro lastre silencioso. Aunque en las primeras etapas puede ser necesario, mantener esta dinámica impide el desarrollo del equipo, frena la agilidad operativa y convierte al negocio en una estructura frágil y dependiente. “El liderazgo autoritario termina generando dependencia, cuellos de botella e impide el desarrollo de un equipo empoderado y autónomo”, advirtió Garzón.

Procesos informales, baja digitalización y alta rotación: un cóctel riesgoso

Internamente, otros errores de gestión siguen afectando la productividad de las pymes. La ausencia de procesos documentados y estandarizados, por ejemplo, es común: el 70% de las micros, pequeñas y medianas empresas no tienen procedimientos claros, lo cual genera ineficiencias y pérdida de tiempo, según el programa Fábricas de Productividad y Sostenibilidad de Colombia Productiva.

Esto, sumado a una comunicación interna deficiente, impacta la moral del equipo, la coordinación entre áreas y la calidad del servicio al cliente.

Asimismo, el 80% de estos negocios no realiza una evaluación periódica del desempeño del talento humano. Esta omisión impide corregir a tiempo errores, premiar resultados positivos o detectar necesidades de formación.

“Si no sabemos cómo está rindiendo cada miembro del equipo, es imposible reconocer aciertos o corregir fallas a tiempo. El desarrollo humano requiere seguimiento y retroalimentación constante”, recalcó Garzón.

De otra parte, la transformación digital sigue siendo una tarea pendiente: solo el 30% de las pymes ha implementado herramientas tecnológicas avanzadas. Este rezago genera pérdida de competitividad y expone a estas empresas a errores manuales, desorganización y baja capacidad de respuesta ante cambios del mercado. No en vano, se estima que la digitalización puede ahorrar hasta un 50% del tiempo en procesos contables y mejorar la toma de decisiones con datos en tiempo real.

Las consecuencias de estos errores son tangibles. En el primer trimestre de 2025, el 24,4% de las pequeñas y medianas empresas nacionales reportó una reducción de su planta laboral y el 34,4% registró una caída en sus ventas, según reportes sectoriales.

Herramientas para corregir el rumbo

Pese al panorama retador, existen soluciones prácticas para que estas unidades productivas corrijan el rumbo.

En primer lugar, separar las finanzas personales de las empresariales, implementar flujos de caja y adoptar softwares contables. En segundo lugar, establecer KPIs claros que permitan tomar decisiones informadas. También es clave invertir en herramientas digitales como CRMs (HubSpot, Zoho) y plataformas de gestión (Trello, Asana) que aumenten la eficiencia operativa.

Por último, empoderar a los equipos y promover la formación continua. “Formar al equipo no es un gasto, es una de las decisiones más rentables. Un personal capacitado se adapta mejor a los cambios, comete menos errores y aporta más valor a la empresa”, concluyó Garzón.

Corregir estas fallas silenciosas no solo mejora la gestión, sino que fortalece la resiliencia, facilita el acceso a financiamiento y permite aprovechar las oportunidades del entorno. Para las pymes colombianas, dejar atrás estos frenos invisibles es hoy una condición indispensable para crecer y consolidarse.

Apoyo para dinamizar el financiamiento a pymes

De otro lado, BID Invest marcó un hito en el mercado de capitales de Colombia al emitir el primer bono social en moneda local de un banco multilateral de desarrollo. Esta es la primera emisión de BID Invest tras el exitoso registro de su programa de deuda ante el regulador local en julio pasado.

Se indicó que los recursos obtenidos de esta emisión estarán destinados a financiar proyectos con alto impacto social, en particular aquellos enfocados en el fortalecimiento de pequeñas y medianas empresas (pymes), un sector estratégico para el crecimiento económico, y la creación de empleo formal en Colombia.

La emisión, listada en la Bolsa de Valores de Colombia, tuvo un monto total de $100.000 millones (aproximadamente US$25 millones) y un plazo de tres años. Fue realizada bajo el Marco de Deuda Sostenible de BID Invest en la categoría social y contó con la participación de inversionistas como compañías de seguros, quienes acumularon el 75,1%, fondos de inversión 8,5%, fideicomisos y consorcios 4,7% y otras personas jurídicas 7,0%.

Al estar denominada en moneda local, la emisión facilita el acceso a financiamiento en pesos colombianos, lo que permite canalizar dichos recursos hacia el sector privado colombiano para impulsar el crecimiento económico del país.