Reconocimiento a Germán Sánchez, creador de 28 empresas
El hombre del acero antioqueño contribuyó en la creación de estas compañías en todo el país.
Soy periodista egresada de la Universidad de Antioquia. Mi primera entrevista se la hice a mi padre y, desde entonces, no he parado de preguntar.
Germán Sánchez Bernal tiene 92 años y hace dos creó su más reciente empresa. En total, este yarumaleño ha fundado 28 compañías y todavía no ha creado todas las que tiene en mente.
Su primer éxito fue Aceros Industriales, nacida en 1977 en una bodega en Guayabal, donde funcionaba su distribuidora de hierros. La idea la trajo de Canadá, en ese entonces en Colombia quien necesitaba hacer un tornillo debía comprar bloques inmensos de acero, estaba prohibida la importación y ese metal solo lo transformaba una empresa del Pacífico. En la canadiense Rusell le enseñaron, sin egoísmo, cómo hacer el tratamiento en frío del acero, lo que ahorraría tiempo, dinero y haría más eficiente la industria colombiana. Así que montó su empresa desde la cual proveyó para todo el país “acero en las aleaciones y calibres adecuados para cada necesidad de la industria”, y con esa premisa conquistó el mercado.
Pero la inquietud de Sánchez Bernal no se acalló con un gran logro. ¿Por qué seguir emprendiendo cuando ya se es exitoso?, le pregunto. “Soy hincha de la delegación de la totalidad de las funciones. No le tengo reserva a rodearme de personas más inteligentes, capaces e importantes que yo, y por eso puedo irme tranquilo a hacer otras cosas”.
Mientras ganaba dinero con Aceros Industriales y generaba empleo de calidad, como sostienen sus 140 colaboradores, se aventuró en otros proyectos: le ayudó a don Rafael Molano a crear el ponqué Ramo, encargado del empaque de los ponqués, de proveer el papel y diseñar la figura de ese producto, aún icónico. También fundó Cebocol, una empresa dedicada a la exportación de grasa animal que iba a grandes industrias jaboneras del exterior y participó en la creación de varios almacenes comercializadores de hierros y materiales de construcción, entre otros.
Y toda esa actividad productiva y empresarial la iba conjugando con la participación en política y con largas horas de lectura. “Fui concejal tres veces cuando era gratis y sesionábamos hasta la media noche, presidí la Asamblea Departamental. He estado en todas las juntas municipales y en algunas departamentales”.
Incluso, hace dos años creó dos compañías: Recimetales, dedicada a la comercialización de metales, y Numac, a los derivados del cobre.
“Mi vida no ha sido movida por el dinero, siempre me interesó generar empleo, participar en política por cultura y por la oportunidad de servir, que el dinero no sea un fin sino un medio”.
También hubo tiempo para el amor y la familia: se casó tres veces, tiene dos hijos y cuatro nietos, quienes lo consideran un pilar. Por ejemplo, su nieto Eduardo Sánchez Gutiérrez comparte con él tanto su amor a los negocios como a la política y ahora es ingeniero financiero y edil de la Junta Administradora Local de El Poblado.
La gestión del empleo
“Llevo 45 años en esta empresa y me siento en periodo de prueba”, dice Sánchez Bernal para señalar que todo el tiempo trata de que su desempeño como presidente y propietario sea el mejor, como si su trabajo todo el tiempo estuviera en riesgo, y es un discurso que repiten todos sus empleados cuando se les pregunta cuánto llevan trabajando en Aceros Industriales.
Amparo Villegas, su asistente toda la vida, reconoce en su jefe a un líder extraordinario, exigente, solidario y sensible. Asegura que nunca le ha gritado ni lo ha visto enojado, y que cada error que ella ha cometido ha sido una oportunidad para mejorar. “Él regaña con tanta claridad y paciencia que a uno le da es pena”.
De los 140 empleados que tiene la compañía, muy pocos son nuevos, producto de los reemplazos normales de quienes se jubilan, pero quien entra a trabajar allí no se quiere ir. “La gente aquí dura eternamente”, cuenta orgulloso Sánchez Bernal.
Y es que los empleados son los primeros para el empresario. Cuenta el gerente Alonso Tobón, que el día que fue ascendido a esa posición, en 2016, Aceros Industriales pasaba por un mal momento, se había declarado en insolvencia porque las deudas la estaban ahogando y “don Gonzalo solo me dio dos instrucciones: a mí no me dé un peso, pero páguele a los acreedores y mantenga todos los empleos”.
Y así ha sido desde entonces, incluso en la peor época del confinamiento en marzo de 2020, cuando el empleo en el país se fue a pique, la empresa cerró dos meses sin despedir a un solo empleado y pagó su nómina cumplidamente. “Y curiosamente, nunca hemos vendido tanto como lo estamos haciendo desde ese momento”, dice.
Sin embargo, la pandemia sí significó un cambio en la vida de Sánchez Bernal: su avanzada edad lo obligó a encerrarse mucho tiempo en casa por temor a un contagio y, entonces, las juntas directivas y las reuniones con los líderes de las empresas se trasladaron a su hogar. Habla con los gerentes con mucha regularidad, por teléfono, Whatsapp o correo electrónico, y constantemente les comenta sus nuevas ideas, incluso a altas horas de la noche o de la madrugada, porque no le gusta irse a dormir temprano.
A los 92 años, Germán Sánchez Bernal sigue aprendiendo, pensando en crear empresa, participando en juntas directivas, como la de Isvimed que hace poco le dio un asiento, conduciendo su propio carro por larguísimos trayectos, como el que hizo hace un par de meses desde San Francisco a Las Vegas (12 horas de recorrido) y montando en bicicleta cada mañana para seguir siendo un hombre saludable. Lee la prensa de tapa a tapa, y se gasta un buen tiempo respondiéndole a algunos columnistas cuando está en desacuerdo con sus apreciaciones, pero nunca les envía su escrito.
Aún no sabe cuál será el futuro de Aceros Industriales, el plan de reorganización se extenderá hasta el 2030 y cuando se le pregunta por los herederos, sonriendo dice que no sabe quién se morirá primero.