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Central hidroeléctrica El Quimbo genera alivio y resistencias

La nueva central hidroeléctrica de Emgesa incrementa la disponibilidad de electricidad de Colombia, pero enfrenta una fuerte oposición en el Huila.

Reportero por vocación. Convencido de que el periodismo es para mejorar la vida de la gente. Ahora escribo de temas económicos en El Colombiano.

22 de noviembre de 2015

La central hidroeléctrica El Quimbo, en el sur del Huila, desde el lunes pasado está produciendo con sus 400 megavatios de capacidad instalada el 5 por ciento de la electricidad diaria que necesita Colombia.

Así que alivia la presión sobre el resto de generadores hidráulicos. Ahora ellos buscan preservar sus embalses para la dura sequía que se viene en el primer trimestre de 2016 por el fenómeno de El Niño. De paso se aleja el temido fantasma del racionamiento. En últimas, asegura que la energía no cueste mucho más a los colombianos en el futuro.

Además El Quimbo, el primer proyecto hidroeléctrico de su magnitud, hecho por una empresa completamente privada, Emgesa, marcó una nueva tendencia en lo que significará, de aquí en adelante, la construcción de las centrales que se requieren para mantener prendido al país y el apetito inversionista que despierten.

A 10 años de haber empezado estudios de factibilidad, luego de una construcción que se tomó 5 años y después de una inversión de 1.230 millones de dólares, tuvo unos sobrecostos cercanos al 30 por ciento y marcó un hito en compensaciones sociales y ambientales que superaron el billón de pesos, según cifras de la filial de la multinacional italiana Enel.

Solo en infraestructura física se invirtieron 523 mil millones de pesos, incluido el viaducto más largo del país, de 1,7 kilómetros. En programas sociales otros 358 mil millones, asociados a reasentamientos, canchas y hasta capilas y 1.000 hectáreas para producción agropecuaria.

Y en el frente ambiental, se facturó 103 mil millones de pesos, entre otras, en adquirir 11.079 hectáreas para ejecutar el plan de restauración ecológica más grande que se ha hecho en el amenazado bosque seco tropical de Colombia.

Energías opuestas

Unido a lo anterior está un largo historial de denuncias y oposición de comunidades, organizaciones civiles, políticos, administraciones municipales y seccionales, que fueron desde la protesta social hasta a los estrados judiciales y las sanciones ambientales.

De hecho, ya se alista otra marcha contra El Quimbo el próximo viernes por las calles de Neiva, mientras en el Tribunal Administrativo del Huila hace trámite una acción popular que buscaba impedir el llenado del embalse, que al viernes pasado alcanzó un nivel del 86 por ciento.

Frente a la acérrima resistencia regional parece que no valen las millonarias obras realizadas con capital privado y que nunca antes se ejecutaron con presupuesto público. Tampoco los 7 mil millones de pesos anuales que recibirán por Ley de Transferencias los 18 municipios del área de influencia.

En diálogo con EL COLOMBIANO, Lucio Rubio Díaz, gerente de Emgesa y director de Enel Colombia, comentó que El Quimbo revistió una gran complejidad por la cantidad de intereses a su alrededor, pero que se trata de proyectos importantes para el desarrollo social y económico del país.

“Es un balance entre la dificultad de la ejecución y la necesidad de continuar (...). Sin duda, proyectos futuros requerirán una mayor inversión social y ambiental, costos que son una variable muy importante a tener en cuenta a la hora de medir la rentabilidad económica”, señaló el ejecutivo.

En ese sentido, El Quimbo tendrá una vida útil de 50 años y representará unos ingresos cercanos a 300 mil millones de pesos anuales a Emgesa. Por entregar la energía firme a que se comprometió, recibirá un cargo por confiabilidad que promedia los 22 millones de dólares anuales.

Frente a los ataques jurídicos al proyecto, Rubio agregó que la generadora es respetuosa de las decisiones judiciales y aseveró que “El Quimbo goza de toda presunción de legalidad”.