Economía

Los neobancos agitan mercado

Los bancos 100% digitales llegaron a Colombia a mover el tapete de los tradicionales. Hay dos autorizados.

Soy periodista egresada de la Universidad de Antioquia. Mi primera entrevista se la hice a mi padre y, desde entonces, no he parado de preguntar.

20 de septiembre de 2021

La semana pasada Lulo Bank —el banco del Grupo Gilinski, que suma 50 billones en activos— abrió la lista de espera para que los potenciales clientes en Colombia hagan sus solicitudes de servicios. Esto, después de que la Superintendencia Financiera le diera el aval de funcional como un banco 100% digital en el país. Se espera que con la entrada en operación de este competidor se agiten las aguas del mercado financiero.

Por ejemplo, en el caso de la Lulo Cuenta, producto estrella de ahorro, ofrece rendimientos que compiten con los de un CDT (hasta 2,5% E.A.) sin cuota de manejo ni por cobro transferencias a otros bancos.

En cuanto a los créditos, el neobanco detalló que
tendrán un rango de hasta $50 millones, con tasas desde 1,05% mes a 13,35% efectiva anual, todo bajo la garantía de Fogafín.

Así, las tasas y tarifas resultan ser atractivas, sobre todo porque el costo de operación de los bancos digitales es reducido, ya que no tienen tanta demanda física como le ocurre a los bancos tradicionales.

“Con un gran equipo humano y tecnología de última generación, trabajamos por transformar la industria, por ser el banco que necesitan las personas, uno que les brinda herramientas para mejorar sus finanzas y les ofrece una gran experiencia de usuario”, asegura Santiago Covelli, CEO de Lulo Bank.

A parte de Lulo Bank, el regulador autorizó a Mercado Pago, de Mercado Libre, para que sea un neobanco, y otros más solicitaron su licencia, como Nubank, el banco brasilero del colombiano David Vélez, que ha sumado 30 millones de clientes en la región.

Servicios digitales

Davivienda y Bancolombia habían tomado la delantera con sus líneas de negocio digitales Daviplata (con 11 millones de usuarios) y Nequi (4 millones), que experimentaron la gran expansión gracias a la pandemia, tiempo en el cual han sido utilizadas, inclusive, por el Estado para la consignación de los subsidios.

De acuerdo con el reporte de la Banca de las Oportunidades y la Superintendencia Financiera, durante 2020 muchas personas, en respuesta a la coyuntura y a las medidas de aislamiento, comenzaron a darles un mayor uso a los productos financieros, con “un particular enfoque en el uso de canales digitales”.

Al finalizar 2020, 32 millones de adultos colombianos contaban con algún producto. De este modo, el indicador de acceso llegó al 87,8%, alcanzando dos años antes de lo previsto la meta del 85% contenida en el Plan Nacional de Desarrollo. Es tanto el impacto de la banca digital, que el año pasado los adultos con cuentas de ahorro de trámite simplificado subieron de 9,3% al 22,3%.

Asobancaria describe que los neobancos operan mediante el uso de tecnología y atienden a nichos específicos del mercado. Dado que las características de los productos de captación de depósitos y préstamos son similares a los tradicionales, su propuesta de valor se enfoca en ofrecer una atención ágil e hiperpersonalizada al consumidor.

Pero, como dice Benjamín Gilinski, presidente de la junta directiva de Lulo Bank, la idea de los neobancos no es proporcionar servicios de banca tradicionales de forma digital, sino revolucionar el mercado con “productos realmente diferentes sin importar el lugar en el que el cliente esté”.

Autorizaciones

Las autoridades en Colombia han trazado un camino regulatorio comprensivo y habilitante para la transformación digital del sistema financiero y la innovación tecnológica. Jorge Castaño, superintendente financiero de Colombia, explica que en el mundo de hoy ya no es tan clara la utilidad de hacer fila en un banco, cuando la vida se ha solucionado a un simple clic del computador o al toque del celular, y, dada la cultura actual, se requiere acceso al dinero y los servicios las 24 horas.

El país cuenta con regulación aplicable y entidades que operan distintos e innovadores modelos de negocio, con el objetivo de ampliar la frontera del acceso y uso de los servicios financieros, tanto para la población bancarizada como para la tradicionalmente excluida.

Entre esas empresas que han revolucionado la forma de proveer servicios financieros, Castaño menciona a BTG Pactual (antiguo JP Morgan), un gran banco internacional y a Lulo Bank que aterrizó en Colombia a mediados de este año. Y a otros intermediarios como Codensa o Scotiabank Colpatria, quienes crearon su propia compañía de financiamiento; hasta la alianza de Rappi con Davivienda para crear Rappi pay.

Aún no se sabe cuánto aportarán los neobancos a la inclusión financiera en un país tan desigual como Colombia, donde más del 10% de los adultos están por fuera del sistema, pero si saben aprovechar el momento serán grandes competidores y, a su vez, los bancos tradicionales se ajustarán a las nuevas condiciones del negocio, en beneficio de sus clientes.

“Hablar de banca digital es hablar de beneficios, por eso es tan importante que exista este tipo de competencia, por ejemplo, cada vez son más las entidades que no cobran por el manejo de una cuenta de ahorros, y eso ha hecho que la banca tradicional también tenga que moverse”, concluye Castaño