Más de 4.000 antioqueños lograron tener energía todo el día en 2024: falta el 5,4%, ¿cómo está el panorama nacional?
Una mejora que contrasta con las brechas que aún persisten en varias regiones del país, donde la incidencia nacional es del 15,4%, según la tercera edición del IMPE.
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Aunque aún hay desafíos por resolver, en 2024, Antioquia se ubicó entre los departamentos con mejores indicadores de bienestar energético del país. De acuerdo con la tercera edición del Índice Multidimensional de Pobreza Energética (IMPE) de Promigas, apenas el 4,9% de la población antioqueña se encuentra en situación de pobreza energética, 0,1 menos con respecto al 2023 (5,0%), lo que se traduce a que 4.080 personas salieron de dicha condición. Estas cifras está muy por debajo del promedio nacional que es de 15,4% (8.1 millones de personas).
Este buen desempeño contrasta con los altos niveles de privación que persisten en zonas periféricas del país. Mientras Antioquia, Bogotá (1,4%), Quindío (2,9%), Valle del Cauca (3,5%) y Risaralda (4,6%) conforman el grupo de territorios con mejores condiciones, departamentos como La Guajira (63,1%), Chocó (52,8%), Vaupés (86,5%) y Vichada (83,8%) enfrentan realidades críticas que amplían la brecha territorial en el acceso a servicios energéticos básicos.
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Avances y retrocesos nacionales
Para tener una idea, el informe explicó que deficiencia energética se refiere exactamente a “una condición en la que confluyen una acumulación de privaciones que limitan la posibilidad de las personas de realizar actividades esenciales mediadas por el uso de la energía”.
En el documento se encontró que, pese a la mejoría, el año pasado más de 300.000 colombianos salieron de la pobreza energética, logrando una disminución nacional de 16,1% a 15,4%. Aun así, uno de cada 6 colombianos continúa en esta condición y alrededor de 8,1 millones de personas viven con privaciones que afectan su acceso a electricidad confiable, equipamiento básico del hogar o conectividad digital.
“Los municipios que más brillaron por sus avances en calidad de la energía: Montería (Córdoba), Turbaco y Arjona (Bolívar), El Bagre (Antioquia) y Túquerres (Nariño)”, señaló el informe.
Aunque el país avanza, lo hace a un ritmo lento. La intensidad de las privaciones, es decir, la profundidad de las carencias de quienes siguen siendo pobres energéticos, permanece estable en torno al 46,7%. Esto significa que, aunque hay menos personas pobres, quienes permanecen en esta condición siguen enfrentando privaciones profundas y persistentes.
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Lo que mejoró y lo que no
Según el IMPE, los hogares colombianos presentan avances notables en equipamiento y conectividad. Entre 2022 y 2024 disminuyó la privación en lavadora en -4,8 puntos porcentuales (p.p.), neveras (-2,4 p.p.), acceso a internet (-6,1 p.p.), así como en tenencia de computador, smartphone y confort térmico. Estos avances mejoran la calidad de vida y el aprovechamiento de la energía en los hogares.
Sin embargo, dos indicadores vitales mostraron retrocesos, el primero de ellos fue lacalidad de la energía eléctrica: en 2024 el 15,7% de la población vivía en municipios con mala calidad del servicio, un indicador que empeoró en comparación con 2022. Si la calidad no hubiera desmejorado, la pobreza energética nacional habría sido de 15,0% en vez de 15,4%.
En cuanto a uso de energéticos adecuados para cocinar la privación aumentó levemente de 9,3% a 9,9%, lo que indica que miles de hogares siguen dependiendo de leña, carbón o desechos.
Esta medición reconfirmó que la pobreza energética es ante todo un fenómeno territorial. Por lo que, la incidencia en las zonas rurales remotas (44,3%) es trece veces mayor que en áreas predominantemente urbanas (3,5%). Aunque en el último año los territorios más apartados lograron reducir el número absoluto de pobres energéticos, las brechas se mantienen prácticamente intactas.
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La meta hacia 2030
El informe planteó cuatro acciones para reducir la pobreza energética del país a un dígito en 2030: mejorar la calidad del servicio eléctrico, acelerar la sustitución de leña, fortalecer la digitalización y dotación del hogar, y electrificar los colegios sin servicio.
Hablando propiamente de Antioquia, si se mantiene la tendencia, podría descender hasta un 3,1%, consolidando su posición dentro de las regiones con mejores condiciones de acceso y aprovechamiento de la energía.
A nivel nacional se podría pasar de 15,4% a 9,5%, sacando a 2,9 millones de personas de esta condición.