Economía

Multinacionales del café pueden hacer más por el productor: OIC

Así lo planteó José Dauster Sette, director de la Organización Internacional del Café, uno de los protagonistas de la cumbre global esta semana en Medellín.

Periodista de Economía y Negocios. Amante de la vida, con una familia que inspira a esforzarse todos los días a hacer mejor las cosas, una de ellas el periodismo. Egresado de la UPB.

11 de julio de 2017

Definir la hoja de ruta para mejorar la oferta global es el objetivo que tiene la Organización Internacional del Café (OIC) frente al primer Foro Mundial de Productores que se realizará en Medellín los próximos martes y miércoles.

El director de la OIC desde el primero de mayo pasado, el brasileño José Dauster Sette, considera oportuno este espacio para tomar decisiones que tengan efecto en cómo ordenar mejor el mercado en la próxima década y darle sostenibilidad a la producción.

La máxima instancia intergubernamental del sector cafetero, en que confluyen 43 países exportadores y otros 34 importadores, no oculta la preocupación de que haya un descenso en la oferta.

Las estimaciones de producción rondan los 151 millones de sacos de 60 kilos, mientras el consumo es creciente y se pronostica que superará los 153 millones de sacos este año.

Al tiempo, los precios internacionales muestran un descenso desde febrero pasado y eso no es bueno para cuatro países que producen cerca del 70 % de la producción mundial: Brasil, Vietnam, Colombia e Indonesia.

Solo en abril, se exportó menos café en todo el mundo (9,5 millones de sacos), un descenso del 5,3 % frente al mismo mes de 2016, indica el último reporte de la OIC. Aunque en el acumulado del año cafetero, que comenzó en octubre de 2016, las ventas fueron de 69,5 millones de sacos, 3,1 % más que igual periodo anterior (ver Paréntesis).

En ese contexto, Sette considera que una de las prioridades es que las grandes tostadoras y comercializadoras de café tengan un mayor compromiso con los productores, más allá de los programas sociales y ambientales, para dar perdurabilidad a los cultivos.

Así respondió Sette a EL COLOMBIANO desde Londres. Será protagonista de la cumbre cafetera que tendrá a 1.000 representantes de 45 países en la capital antioqueña (ver ¿Cómo funciona?).

¿Cuál es la expectativa frente al Foro Mundial de Productores que se realiza por primera vez y específicamente en Medellín?

“Es una iniciativa importante para hablar de los retos que enfrenta el sector del café, pero principalmente para los productores del grano. Es importante concentrar los esfuerzos de la organización en llevar alternativas de mejoramiento al productor. Será mi primera vez en Medellín y tengo gran expectativa, pues me han hablado muy bien de ella. Congratulo al gobierno colombiano y a la Federación Nacional de Cafeteros por esta iniciativa tan importante”.

Con esta cumbre se abre camino a la posibilidad de un nuevo acuerdo de precios para aumentar el ingreso a los productores?

“Ya pasó el tiempo de la intervención directa del mercado por parte de organismos internacionales. Esa experiencia no se repetirá y ya lo vivimos de 1962 a 1989. Fue una época diferente. La solución no es intervenir el mercado para mejorar el precio internacional del café y así, subir el ingreso al productor. Sin embargo, sí debemos buscar elementos como comprometer a la cadena, por ejemplo, a los tostadores. La idea es que ellos tengan mayor consciencia de la situación económica de los productores”.

¿Las multinacionales deben contribuir más para mejorar el ingreso al productor?

“Efectivamente. Muchas de ellas tienen programas de responsabilidad social, pero apenas van hasta cierto punto. Deberían redoblar esfuerzos para generarle mayor beneficio a los productores”.

¿A qué se refiere?

“Algunas de estas grandes empresas tienen programas de apoyo al productor, pero son específicos en ciertas áreas o en tipos de café. Debemos crear la conciencia de que se puede hacer más por los productores en general para aumentar sus ingresos”.

¿Pero hay alguna estrategia específica para lograr esto?

“Por eso hablamos de la sostenibilidad, porque es crucial para el desarrollo del cultivo. Hay que recordar que esta tiene tres pilares: lo económico, lo social y lo ambiental. Pero, vemos en el comercio mundial una tendencia que apunta más a lo ambiental y social, menos a lo económico. Los dos primeros son temas importantes, pero se necesita también la estabilidad económica. Las multinacionales deben entrar más a fondo en la realidad de los productores”.

Los precios internacionales del café no responden a una menor oferta internacional y una creciente demanda...

“Los precios del último tiempo no generan entusiasmo entre productores para estimular el cultivo. El café es una planta de larga vida. Esto significa que las decisiones tomadas hoy en una plantación de café, tienen repercusiones a 10 años. El desafío es que si el productor no ve hoy un gran retorno económico para cultivar el grano, el volumen de producto no suplirá las necesidades de mercado”.

A propósito, ¿cómo analiza la demanda global?

“Está bastante saludable. Crece al 2,5 % por año. Puede no parecer mucho, pero en términos compuestos, después de 10 años es un crecimiento acumulado del 25 %. Es decir, en este tipo de cultivo se deben ver las cuentas en el largo plazo. Sin embargo, con los precios actuales es difícil que tengamos en la próxima década el volumen necesario para atender la demanda”.

Si la demanda crece estable, ¿cómo está la oferta?

“Las tendencias de producción son mucho menos estables y no se puede hablar de una cifra específica. Dependen del clima y cómo se comporte en una región o en otra. No hay estadísticas tan claras. Sin embargo, las muestras confirman que estamos en el tercer año en que la producción está por debajo de la demanda (déficit). Es una señal que indica que ya estamos con problemas para suplir el mercado”.

¿Cuánta es la oferta global en números gruesos?

“En este momento estamos en proceso de preparar nuestro primer estimativo para lo que será la cosecha 2017-2018. No tenemos lista esta proyección aún. Pero, desde 2013 venimos produciendo entre 151 millones y 152 millones de sacos de café de 60 kilos”.

¿Cuál es la receta para mejorar estos números?

“Siempre tenemos que ser eficientes y esto no es tan preocupante para un país como Colombia, que es altamente organizado en su estructura productiva. Lo que no pasa con otros países productores, que necesitan elevar su productividad. Ahí hay un desafío para nosotros como OIC: encontrar fuentes de recursos con los que atendamos estos frentes. Un mecanismo es difundir las experiencias de otros países. De hecho, Colombia es uno de los países ejemplares en productividad. Además, tenemos una obligación de proporcionar al mundo estadísticas confiables, análisis para que los gobiernos, que son nuestros miembros directos, tomen decisiones”.

¿Qué le sugiere a Colombia para subir su producción?

“Ustedes saben mucho más que yo de lo que se necesita hacer. Aplaudo el trabajo que se ha hecho desde hace varios años para introducir nuevas variedades de grano. Insisto en que es algo de largo plazo, para que el café colombiano produzca volúmenes significativos”.

Los cafés especiales tienen mejores precios. ¿Cómo ve la OIC esa opción?

“Es un sector que está creciendo, que es ejemplo para el resto del mundo cafetero. Los números de los cafés especiales son un poco enigmáticos y cambian de acuerdo con la fuente de información. Incluso, ni la gente que trabaja con ellos logra llegar a una definición práctica de lo que es un café especial. Pero lo importante es que es un nicho relativamente significativo, que va más allá de su volumen. Además, tiene un efecto demostrativo (ejemplo) sobre el resto de mercado. En parte, son responsables del optimismo que tenemos con la demanda mundial futura. Recientemente, estuve en la feria de la Asociación de Cafés Especiales, que fue en Budapest (Hungría). Es la primera vez que se hace en un país del Este europeo. Hubo mucha gente”.

Aunque la demanda es creciente, pero la demanda es menor, ¿sigue el atractivo por el mercado asiático?

“Claro que es atractivo para aumentar la demanda de café en el mundo. Siempre hay que mirar hacia adelante e intentar abrir nuevos mercados. Después nos preocupamos por la producción. China es un mercado muy interesante, todavía está en su etapa de infancia, pero no tardará en ser un actor de gran proyección internacional en el consumo de café. Veo con muy buenos ojos el futuro de este mercado. Las costumbres occidentales están permeando a este país y una de ellas es la preferencia por el café”.

¿Le inquietan los vientos proteccionistas del gobierno de EE. UU.?

“En general, hay pocas barreras arancelarias al café en grano. Los países desarrollados no producen este cultivo y por eso no tienen qué proteger. Sin embargo, en el café industrializado sí hay algunas formas de proteccionismo. En general, no es un obstáculo para el crecimiento del consumo”.

En Colombia hay un grave problema de relevo generacional entre caficultores, ¿qué se puede hacer para alentar a los jóvenes a quedarse en el campo?

“Es un problema que tenemos que enfrentar en todas partes y va más allá del cultivo del café. No es exclusivo de los países en vía de desarrollo. Por ejemplo, en Reino Unido los agricultores pasan por la misma situación, con atracción hacia lo urbano. La vida dura del campo hace que baje el número de personas dispuestas a trabajar allí. Todavía no tenemos solución para ello. Desde la OIC diseñaremos estrategias colaborativas para superar este problema. Una parte de la solución pasa por aumentar el tamaño de las propiedades, pero aún estamos en proceso de exploración para determinar cómo se puede lograr”.

Finalmente, ¿qué tarea está pendiente en lo ambiental?

“Tenemos un desafío muy grande con el cambio climático. Estamos más avanzados frente a otros commodities (bienes básicos) del agro. Pero, al mismo tiempo, somos más vulnerables a efectos climáticos, que otros productos agrícolas. Cada vez que sube la temperatura se vuelve una preocupación para todos los productores. Hace poco salió un estudio que dice que el café es el commoditie más avanzado en términos de sostenibilidad del mundo. Esto no puede ser una excusa para no trabajar más duro y que el café sea aún más fuerte. Tenemos mucho por hacer en ese frente y desde la OIC queremos contribuir vinculando más al sector público y la sociedad civil de países productores y países consumidores que representan el 80 % de la demanda internacional”.