Y ahora, ¿quién podrá ayudarnos?
Hace años vengo pensando en la necesidad que tenemos como país de ocuparnos de la política, pues no podemos esperar a que los mismos de siempre en diferentes colores sigan haciendo lo que les da la gana con nosotros y seguir criticando o actuando pasivamente sin aportar tampoco nada a la solución. Para mí el primer paso es tener partidos políticos fuertes que nos permitan conocer sus motivaciones generales, de forma que podamos identificarnos a grandes líneas con el estilo de vida o país que queremos, temas importantes como sus posiciones frente al aborto, la religión, la familia, la posición del gobierno en el mercado como regulador o controlador, la libertad de mercado y tantas líneas que nos permiten independiente del político entender que este tiene principios claros respecto a estos temas y alineadas a esas grandes metas que buscan el partido.
Pero en Colombia esto no es así, los políticos cambian de opiniones, partidos y demás como cambiando de vestidos, e incluso se atreven a generar nuevos partidos que abandonan después cuando sus ideas cambian o son incómodas para sus aspiraciones. Más tristeza me da leer artículos como el escrito en la separata Generación de EL COLOMBIANO del pasado mes de febrero por Thierry Ways que no solo confirma sino que afianza este tema, en el sentido de que estamos rodeados de caudillistas sin ningún criterio más allá de sus propias ideas. Lástima que las decisiones tomadas por nuestros líderes no puedan regirse como se hace en las grandes empresas. No nos queda más qué decir una famosa frase del Chapulín Colorado: y ahora, ¿quién podrá defendernos?