26* Optimismo
Se llama Evaristo, el apellido es Piedrahita y trabaja en una PYME. Lidera el equipo de trabajo y sabe que líderes no se necesitan hasta los 200 empleados. Antes de eso el equipo puede funcionar sin líderes.
Cuando se presenta, no resalta atributos. Es una presentación llana y sencilla. Parece pensar innecesario inflar la imagen. Su valía no va en eso. Es mucho más simple que títulos o carreras profesionales.
Después de entrado en la conversación, con magia para entrar en confianza y abrir discusiones cotidianas de las que abren velos sin que interlocutores lo noten, logra iluminar con palabras simples y cotidianas. Se le nota cierto esfuerzo por hacerlas básicas y entendibles para todos. Parece ser el cuero que se viste en el mundo de las pequeñas y medianas empresas en Colombia.
Simplificando brutalmente su perspectiva, podría decirse que su mayor atributo es la capacidad de ver lo bueno en lo malo. De resaltar lo positivo. Incluso yendo un poco más allá, de publicarlo.
Evaristo se atrevió de unas semanas para acá a publicar videos de las empresas que le han llamado la atención. Aparece canoso y quitándose el tapabocas para hablar en videos de celular simples y hechos con propia mano. Sin discurso preparado, espontáneo y claro se propuso hacer lo que no ha visto que suceda en el país. Resaltar las cosas buenas.
Dice que no ve noticias hace mucho tiempo por la carga negativa que traen consigo. Lee lo que le interesa. Dice que para muchos todo está muy mal o va empeorando. Pero no se han detenido a pensar en lo bueno y lo positivo. Deja claro al echar su cuento que ese negativismo colectivo envuelve y no deja ni respirar. Que hay que abstraerse, levantar la cabeza y ser capaz de ver lo bueno. Resaltarlo.
Sorprendido cuenta varias cosas. La primera, cómo nadie se ha atrevido a hacer lo que él hace con sus videos que han resultado ser muy exitosos. La segunda, que las personas y las familias de las empresas que se ha encargado de documentar con sus videos, han sentido un reconocimiento y una valoración positiva por su acción que se ha venido olvidando hace un tiempo en la cotidianidad del negativismo. Pero que una vez se resaltan las labores individuales de esas personas y el impacto positivo que logran, cada quien logra esa cuota de retribución emocional que enorgullece. La tercera, que en Colombia es absurdo pensar que todo va de mal en peor y para comprobarlo es suficiente ver la evolución histórica del país y sus cambios en infraestructura, educación, salud y economía. Que más que quejarse por lo que no hay, valdría la pena concentrarse en lo que no se ha visto y es la oportunidad que todavía existe de hacer tantas cosas a nivel nacional. Ese ánimo constructivo que Evaristo Piedrahíta transmite es capaz de contagiar a toda la audiencia. De envolverla y convencerla que el futuro es optimista y realista.
Hablando con él es fácil llegar a la conclusión de que Colombia es un entramado de voluntades individuales. Que las empresas han logrado un propósito social muy grande y hasta ahora menospreciado. Genera reflexiones para pensar en una relación sim biótica y constructiva entre el mundo empresarial de gran escala (conocido como mundo corporativo) y el de las pequeñas y medianas empresas. Que conjuntamente generan un encadenamiento productivo necesario para favorecer las oportunidades de generación de empleo y con eso, de crecimiento económico que a su vez derivan en op ortunidades de crecimiento social y cultural. Un gran círculo virtuoso.
La magia de Evaristo está en ser capaz no solo de ver, sino también en resaltar lo positivo detrás de la actividad de todos. Hace generoso, una grata invitación al optimismo