3B: La comunicación
La comunicación jugó un papel fundamental en la evolución de nuestra especie. Intercambiar expresiones (gruñidos) alrededor del fuego, dio lugar a interacciones con los de la misma familia. Sofisticados los gruñidos aparecieron vocablos y con estos la habilidad para comunicarse. Esto a su vez, dio paso a la ventaja competitiva más sobresaliente de la especie humana: la comunicación, un acuerdo común que permitió interpretar las mismas ideas de una manera efectiva. Estar en capacidad de coordinar acciones a la luz de una misma interpretación tiene sus milenios de complejidad evolutiva. Conquistar continentes requirió la comunicación con individuos de otras familias, que garantizó la supervivencia y la expansión de la especie.
El humano vigente descansa sobre ese principio del lenguaje. Como ejemplo de dicha ventaja evolutiva, es posible bajo una misma lengua, cooperar con desconocidos: las actividades diplomáticas binacionales son buena muestra de eso. Dos cancilleres de países vecinos pueden cooperar bajo un mismo entendimiento gracias a la comunicación. Bien hecho, evita guerras. Garantiza la supervivencia. Simple.
Sensibilizarse a la potencia de la comunicación es fácil. Identificar esas familias a su alrededor que gozan de esa potencia; o que por el contrario carecen de ella. Probablemente nota la diferencia entre familias. Igual sucede al interior de organismos sociales más complejos. Compañías en las que prima la comunicación y la habilidad de discutir argumentos constructivamente tienen desempeños muy superiores a aquellos que anulan o suprimen los canales de comunicación, de discusión constructiva.
Ejemplos más cotidianos, la comunicación es la herramienta para interactuar con desconocidos. Conversando puede primar la razón, lo que llevará a acuerdos comunes que resuelvan diferencias. Es mucho más simple que las acciones violentas y considere el pito del carro como una acción violenta. Llamar la policía para parar la fiesta del vecino a la hora incómoda también lo es. La violencia aparece cuando la inteligencia se agota.
La comunicación es la herramienta básica para saldar diferencias y si en el día a día y en actividades tan cotidianas no se aplica, qué se puede esperar de la comunicación efectiva en las conversaciones que definen el futuro del país en la Cámara de diputados, el Congreso, el Senado, entre partidos políticos, o incluso relaciones binacionales. No tiene que primar una idea, sino el argumento que con diferencias se construya.
La comunicación racional y objetiva es una herramienta de supervivencia que la selección natural hizo primar en la historia de nuestra especie para que llegara a donde está. Hoy más que nunca, garantizará el futuro de nuestra especie si se logra que las conversaciones encuentren puntos comunes y salden diferencias. Pararse en extremos opuestos no resuelve diferencias. Las acentúa.
La especie humana ha estado, está y estará, gracias a la defensa de un propósito colectivo que es capaz de primar comunicándose. Nunca gracias a uno individual que quiera imponerse. Buena muestra de eso es Venezuela.
Una sociedad exitosa y propensión evolutiva a superar escenarios de selección natural garantiza la comunicación constructiva. Esta ciudad se ha caracterizado por el diálogo abierto y constructivo. A abrir más canales de comunicación que los que ya tiene. Favorecer esa conducta, implica acciones desde lo más local, lo familiar. Ese resultado se replicará a la ciudad con creces y permitirá que los argumentos que la gobiernen, estén bien discutidos y argumentados. El mejor antídoto a cualquier imposición individual, la mejor solución para que sobreviva la diversidad de pensamiento.
Llénese de positivismo y anímese a, con acciones simples, curvar la cultura de esta, su ciudad.