Columnistas

¿A QUÉ HUELE MEDELLÍN? LEJOS QUEDA LA ETERNA PRIMAVERA

11 de marzo de 2020

Por JORGE ALCIDES SALAZAR H.

Si es verdad que las ciudades tienen olores que las distinguen, los visitantes podrían pensar que, al llamar a la nuestra como la “Ciudad de la eterna primavera”, los fragantes olores florales, de exuberantes especies vegetales y del verde andino, predominan y solazan a sus habitantes.

Esta que discurre, y la semana anterior, el “pico y placa” ambiental me animó, por no decir me obligó, a dar largas caminatas para desplazarme al trabajo y a mi hogar. ¿Olores de flores, olas de verde estela olfativa? Sabemos que estamos en alerta ambiental. Respiramos smog. Pero los efluvios característicos de Medellín son el humo de buses, busetas y camiones dramáticamente contaminantes, y el del humo de la marihuana. Perdí la cuenta de cuántos viandantes iban aspirando con desespero, regocijado, eso sí, su buen “pucho”, tan alabado y defendido por los progresistas de selecto amueblamiento intelectual.

En mis caminatas jamás llegué a ver autoridades de tránsito, ni controles de medidores de humo. Las busetas y buses expelen su negra humareda con desvergonzada impunidad. La mitad del parque automotor privado sí queda guardado en casa, ese sí sujeto a sanciones.

Medellín de smog, veneno y cannabis para “olvidar las penas y alegrar la vida”... y para embrutecerse.